Monumentos

El Arco de Almedina formaba parte de la sólida muralla medieval reconstruida en el siglo XI por el conquistador árabe Almansor, y es la única superviviente de las tres puertas que se abrían hacia la parte alta de la ciudadela. Hoy en día es la entrada en la Coimbra antigua, donde se puede ver una escultura del taller de João de Ruão.

Está bajo una torre que tuvo varias funciones. En los s. XIV y XV fue la sede del poder municipal, la Sede del Ayuntamiento y, más tarde, la Casa de Audiencia donde se reunía la concejalía.

En lo alto, la campana anunciaba las sesiones de las asambleas y las horas para abrir y cerrar las puertas a la población, función que se mantuvo hasta el 1870. En el lugar existía una pequeña capilla dedicada a Nuestra Señora de la Conceição donde se realizaba la misa antes de las reuniones.

En el año 1835, con la definición de un nuevo espacio para las Casas Consistoriales, otras instituciones ocuparon el espacio de la torre hasta que, en el año 1988 comenzó a servir al Archivo Histórico Municipal, función que aún mantiene.

La pintoresca Rua de Quebra-Costas conduce desde el Arco de Almedina a la glorieta de la Sé Velha (Catedral Vieja). Señálese que este curioso nombre es la forma humorística con la que el pueblo de Coimbra se refiere a esta ladera empinada, tortuosa, con el suelo resbaladizo que provocaba muchas caídas.