Idanha-a-Velha
Idanha-a-Velha
Localidade
La sucesión de ocupaciones de diferentes pueblos han legado a la aldea histórica de Idanha-a-Velha un valioso patrimonio histórico.
Quien visita la modesta aldea actual y observa su ritmo pacífico tendrá dificultades en imaginar que se encuentra en la antiquísima y floreciente Civitas Igaeditanorum romana que se situaba en la gran carretera peninsular que unía Emerita (Mérida), a Braccara (Braga); en Egitânia, sede de obispado de la época visigótica (s. VI-VII), que acuñó moneda de oro para casi todos los reyes visigodos, de Recaredo a Rodrigo; en la Idânia musulmana (s. VIII-XII) cuando alcanzó una gran expansión y era una ciudad rica, casi tan rica como Lisboa.
Después llegó el tiempo de las luchas entre cristianos y musulmanes en el primer siglo de la nacionalidad portuguesa, cuando D. Afonso Henriques la donó a la Orden de los Templarios para su repoblación. D. Sancho I, su hijo, le dio el primer fuero en 1229, reconociéndole también su importancia estratégica.
Con el tiempo y el desplazamiento de los grandes ejes estratégico-militares fue perdiendo la grandeza. Pero no perdió su atmósfera de tiempos pasados, representando un museo abierto para quien hace turismo con interés cultural que aquí encontrará orientaciones en un recorrido convenientemente marcado.
Quien visita la modesta aldea actual y observa su ritmo pacífico tendrá dificultades en imaginar que se encuentra en la antiquísima y floreciente Civitas Igaeditanorum romana que se situaba en la gran carretera peninsular que unía Emerita (Mérida), a Braccara (Braga); en Egitânia, sede de obispado de la época visigótica (s. VI-VII), que acuñó moneda de oro para casi todos los reyes visigodos, de Recaredo a Rodrigo; en la Idânia musulmana (s. VIII-XII) cuando alcanzó una gran expansión y era una ciudad rica, casi tan rica como Lisboa.
Después llegó el tiempo de las luchas entre cristianos y musulmanes en el primer siglo de la nacionalidad portuguesa, cuando D. Afonso Henriques la donó a la Orden de los Templarios para su repoblación. D. Sancho I, su hijo, le dio el primer fuero en 1229, reconociéndole también su importancia estratégica.
Con el tiempo y el desplazamiento de los grandes ejes estratégico-militares fue perdiendo la grandeza. Pero no perdió su atmósfera de tiempos pasados, representando un museo abierto para quien hace turismo con interés cultural que aquí encontrará orientaciones en un recorrido convenientemente marcado.
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