Mosteiro de Santa Cruz - La fachada, el púlpito y las tumbas de los reyes
Mosteiro de Santa Cruz - La fachada, el púlpito y las tumbas de los reyes
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Antes de entrar fíjese en la noble exuberancia y ligereza de la estatuaria que decora la portada, obra de los grandes maestros Diogo de Castilho y Nicolau de Chanterenne, que contrasta con el espíritu románico y austero de las dos torres macizas que lo encuadran.
En el interior, Boitaca, manteniendo la estructura románica de nave única, elevó la iglesia con nueva bóveda de delicados nervios y rehabilitó la capilla mayor. Fíjese, justo en la entrada, en la bóveda que sostiene el coro, sembrada de rosetas y medallones. Observe con atención el bellísimo púlpito construido sobre una fantástica quimera, joya labrada en piedra de Ançã por el maestro João de Ruão, aproximadamente en 1520, donde se representan las figuras de S. Jerónimo, Santo Agostinho y S. Clemente, doctores de la Iglesia.
La capilla mayor alberga las tumbas del fundador de Portugal, D. Afonso Henriques y de su hijo, D. Sancho I. Estas substituyeron en el s. XVI, por decisión de D. Manuel I, a las austeras arcas medievales en las que reposaban. Por la traza grandiosa de los arcosólios, por las llamativas figuras que los decoran y, sobre todo, por el admirable modelado de las estatuas yacientes de los reyes revestidos con sus armaduras peninsulares, son obras primas de la estatuaria del Renacimiento en Portugal y en Europa, obra del distinguido maestro Nicolau de Chanterenne.
En el interior, Boitaca, manteniendo la estructura románica de nave única, elevó la iglesia con nueva bóveda de delicados nervios y rehabilitó la capilla mayor. Fíjese, justo en la entrada, en la bóveda que sostiene el coro, sembrada de rosetas y medallones. Observe con atención el bellísimo púlpito construido sobre una fantástica quimera, joya labrada en piedra de Ançã por el maestro João de Ruão, aproximadamente en 1520, donde se representan las figuras de S. Jerónimo, Santo Agostinho y S. Clemente, doctores de la Iglesia.
La capilla mayor alberga las tumbas del fundador de Portugal, D. Afonso Henriques y de su hijo, D. Sancho I. Estas substituyeron en el s. XVI, por decisión de D. Manuel I, a las austeras arcas medievales en las que reposaban. Por la traza grandiosa de los arcosólios, por las llamativas figuras que los decoran y, sobre todo, por el admirable modelado de las estatuas yacientes de los reyes revestidos con sus armaduras peninsulares, son obras primas de la estatuaria del Renacimiento en Portugal y en Europa, obra del distinguido maestro Nicolau de Chanterenne.
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