La leyenda del Santísimo Milagro
La leyenda del Santísimo Milagro
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Se cuenta que durante el año 1266 una pobre mujer, que vivía en Santarém, víctima de la infidelidad de su marido, recurrió a una bruja pidiéndole que pusiese fin a su sufrimiento. Para solucionar sus problemas, la bruja le dijo que era necesario conseguir una hostia consagrada.
Después de dudar durante algún tiempo, fue a la Iglesia de Santo Estevão y en el momento de la comunión escondió la hostia, dirigiéndose inmediatamente a la casa de la hechicera. Por el camino, el velo que envolvía la hostia empezó a derramar sangre, viéndose obligada la mujer a correr hacia su casa, donde la escondió en un arca de su habitación.
Entonces, durante la noche, una intensa y misteriosa luz procedente del arca invadió extrañamente la casa, obligando a la mujer a contarle la verdad a su marido. Arrepentidos, pasaron la noche en oración, decidiendo contarle lo sucedido al párroco al día siguiente. La noticia se difundió y la población acudió a contemplar el milagro.
Entonces, la Hostia Milagrosa fue devuelta en procesión al lugar sagrado al que pertenecía, la Iglesia de Santo Estevão. Desde entonces está guardada en una custodia de plata dorada, que aún hoy se puede admirar.
Este episodio se cuenta en cuatro grandes lienzos protobarrocos (s. XVII) que existen en la Iglesia, encargados por una creyente en el milagro.
En 1653, se construyó la sencilla Capilla del Santísimo Milagro, en el lugar donde se encontraba la casa de la mujer (en la Travessa das Esteiras).
Después de dudar durante algún tiempo, fue a la Iglesia de Santo Estevão y en el momento de la comunión escondió la hostia, dirigiéndose inmediatamente a la casa de la hechicera. Por el camino, el velo que envolvía la hostia empezó a derramar sangre, viéndose obligada la mujer a correr hacia su casa, donde la escondió en un arca de su habitación.
Entonces, durante la noche, una intensa y misteriosa luz procedente del arca invadió extrañamente la casa, obligando a la mujer a contarle la verdad a su marido. Arrepentidos, pasaron la noche en oración, decidiendo contarle lo sucedido al párroco al día siguiente. La noticia se difundió y la población acudió a contemplar el milagro.
Entonces, la Hostia Milagrosa fue devuelta en procesión al lugar sagrado al que pertenecía, la Iglesia de Santo Estevão. Desde entonces está guardada en una custodia de plata dorada, que aún hoy se puede admirar.
Este episodio se cuenta en cuatro grandes lienzos protobarrocos (s. XVII) que existen en la Iglesia, encargados por una creyente en el milagro.
En 1653, se construyó la sencilla Capilla del Santísimo Milagro, en el lugar donde se encontraba la casa de la mujer (en la Travessa das Esteiras).