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Conforma la parte sur de la ciudad actual donde tuvo su origen la "villa real" fundada por D. Dinis.
A pesar de que hayan desaparecido prácticamente todos los vestigios de la villa primitiva, el lugar es impresionante por la belleza panorámica que ofrece.
Media hora será suficiente para recorrer los límites del promontorio, con acceso por el Largo do Freitas, donde se encontraba la puerta principal de la villa, defendida por dos torres demolidas en el siglo XIX.

En la parte occidental, a casi 100 metros de profundidad, corre el río Cabril. Desde la parte oriental, se avista el profundo barranco que sirve de lecho al río Corgo. Los dos ríos confluyen en el extremo sur del promontorio donde todavía son visibles sobre la cuesta algunos vestigios de la muralla medieval que D. Dinis mandó erigir.
A lo lejos se yerguen las cadenas montañosas que circundan Vila Real: la sierra de Montemuro, al sur, las cumbres de la Sierra de Marão, al poniente y los contrafuertes de la sierra de Alvão, al noroeste.

Dentro de los muros del cementerio la capilla de San Brás y la iglesia de San Dinis, adosada a la anterior, son contemporáneas de la fundación de Vila Real.
Siga por la calle de Traz do Muro, donde la vista se extiende por el valle del Corgo, cuyas aguas llenan la presa que alimentó la primera central hidroeléctrica construida en Portugal por un municipio (1834) y que se divisa desde este punto.
En esta plataforma y asentada sobre la muralla antigua, se encuentra la capilla de San Antonio de los Olvidados, templo edificado a mediados del siglo XVII. Regrese al Largo dos Freitas para iniciar el paseo por la Vila Real antigua, desde el edificio del Ayuntamiento hasta la Avenida de Carvalho Araújo.