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En los ss. XVII, XVIII y XIX, la aldea medieval se fue expandiendo más allá de la colina amurallada por su fundador, el rey D. Dinis, y surgieron casas palaciegas y burguesas que se fueron alineando a lo largo de las nuevas calles, hoy delimitadas entre la Avenida Carvalho Araújo y la moderna Avenida Marginal, cortada sobre los barrancos del río Corgo.

Comience por recorrer la calle Camilo Castelo Blanco, a la derecha del Ayuntamiento, donde una placa memorativa señala la casa solariega blasonada de los antepasados del escritor y novelista, conocida como la Casa das Brocas. En esta misma calle también podrá ver la casa donde vivió Carvalho Araújo.

Prosiga por la calle de la Misericórdia, donde destaca la antigua iglesia de la Misericórdia. Más adelante, en una plaza triangular donde todos los días 29 de Junio, con motivo de la fiesta de São Pedro, se realiza la pintoresca feria de los “pucarinhos”, se recorta la hermosa fachada de la iglesia de los Clérigos, una obra prima del arquitecto italiano Nicolau Nasoni.

Siga por la larga y tortuosa calle Direita, abierta en el s. XVII y una de las más típicas de Vila Real, espacio muy concurrido por su comercio tradicional donde parte de los establecimientos conservan sus trazos originales. Observe las casas ornamentadas con balcones decorados con graciosas barandillas de hierro y ventanas enmarcadas de granito, que forman una galería de arquitectura civil genuinamente portuguesa. Prosiguiendo en dirección norte, y en un nivel superior a la Avenida Marginal, encontrará el Parque Municipal.