Situada junto al río Támega, la ciudad de Chaves es conocida por la calidad de sus aguas termales.

Apreciadas desde la época de la ocupación romana, el emperador Tito Flavio Vespasiano les dio el nombre de "Aquae Flaviae" en el s. I, en reconocimiento de las propiedades curativas de las aguas, una de las más calientes de Europa, que manan a una temperatura de unos 73 º C.

El puente romano sobre el río Támega, emblema de la ciudad, es uno de los legados romanos más importantes. Se terminó por orden del emperador Trajano, entre finales del s. I y principios de s. II. Esta época dorada de la ciudad se da a conocer con todo detalle en el Museo de las Termas.

Igreja da Misericórdia©C.M. Chaves

Chaves siempre ha sido importante desde el punto de vista estratégico-militar. De la época medieval, se conserva la torre del homenaje del castillo construido por el rey Dionisio I, en el s. XIII, algunos tramos de la muralla que rodean el núcleo histórico más antiguo y los fuertes de São Neutel y São Francisco, del s. XVII.

Cerca de la torre del homenaje, el Museo de la Región Flaviense, ubicado en un edificio del s. XV, antiguo palacio de los duques de Bragança, da a conocer la historia de esta ciudad. También hay que visitar la Iglesia Matriz de Santa María la Mayor y la Iglesia de la Misericordia. En el s. XIX, las tropas invasoras de Napoleón sufrieron en Chaves su primera derrota en suelo portugués. 

Museu de Arte Contemporânea Nadir Afonso ©C.M. Chaves

Con un pasado rico en historia y patrimonio, Chaves también es famosa por el arte contemporáneo. El Museo dedicado a Nadir Afonso, además de la colección permanente con obras del pintor portugués, exhibe exposiciones temporales, en un moderno edificio diseñado por el arquitecto Álvaro Siza Vieira. Cerca de Chaves, en el pueblo de Vidago, además de las también famosas termas de Vidago, visite la Casa Museo João Vieira, uno de los artistas plásticos portugueses más importantes del s. XX, que allí nació en 1934.

Trilho de Quinta do Rebentão ©C. M. Chaves

Situada casi junto a la frontera con España, en la rotonda del jardín público de Chaves se encuentra el km 0 de la carretera nacional 2— EN2 —, la carretera portuguesa más larga que recorre el país de norte a sur, hasta Faro, en el Algarve, a orillas del océano Atlántico. Con unos 739 kilómetros y muchas historias que contar, es un itinerario perfecto para descubrir la autenticidad de la cultura y del paisaje de Portugal.

Los aficionados a las actividades al aire libre, en particular a los paseos y al senderismo, disponen de una variada oferta. Uno de los más importantes es el Camino interior portugués a Santiago de Compostela que pasa por la ciudad, procedente de Viseu. Los senderos para visitar el patrimonio natural y cultural de Chaves constan de 80 km de caminos rurales que siguen el río Támega y pasan por iglesias, santuarios, antiguas rutas fronterizas, calzadas romanas y molinos. Por otro lado, la vía verde del Támega, que discurre siempre junto al río, conecta Chaves con la ciudad española de Verín. También se puede seguir la antigua línea de ferrocarril del río Corgo, construida en el s. XIX —la Vía Verde Internacional del Támega y del Corgo— actualmente transformada en un sendero peatonal de 12 km, que conecta los establecimientos termales de Chaves, Vidago y Pedras Salgadas.

En el municipio, en Vilas de Nantes, la Ruta Camoniana da a conocer la casa donde nació el gran poeta portugués del s. XVI, Luís Vaz de Camões, así como los lugares que lo acogieron. La localidad es uno de los cuatro lugares del país con producción artesanal de cerámica de barro negro.

Pastéis de Chaves © C.M. Chaves

Chaves también es conocida por su riqueza gastronómica, en la que destacan los pasteles de Chaves, el folar de Chaves, los embutidos y el jamón serrano, ingredientes importantes en platos tradicionales como el arroz de fumeiro, la sopa de col penca y el caldo de unto.

Para conocer la ciudad en fiestas, lo mejor es el mes de agosto, cuando tiene lugar las Fiestas de los Pueblos de Aquae Flaviae, una ocasión para celebrar la edad de oro del Imperio Romano. Durante 3 días, se recrea un mercado galaico-romano donde se pueden degustar los manjares de la región mientras se asiste a juegos, actuaciones musicales, bailes y desfiles de época.  En él están representados los pueblos galaicos, legionarios, gladiadores, senadores, músicos, bailarines, mendigos, esclavos, cetreros y deidades, que retratan la vida cotidiana de Aquae Flaviae.