Faro
Localidade
Faro
Su posición geográfica hizo que en el siglo IV a.C. se estableciera allí una colonia fenicia, convirtiéndose en un importante puesto comercial basado en el intercambio de productos agrícolas y pescado. Entre los siglos II y VIII a.C., denominada Civitas Ossobonensis, permaneció bajo dominio romano y se desarrolló en términos industriales.
Cuando fue tomada por los moros en 713, Ukxûnuba (transcripción árabe de su nombre latino Ossonoba), prolongó su estatus de ciudad portuaria de relevante importancia regional, sólo rivalizada por Silves. El actual trazado urbano de la ciudad aún permite ver las murallas perimetrales que la protegían, cuya idea original se debe a Ben Bekr, príncipe musulmán del siglo IX, núcleo conocido actualmente como Vila-Adentro.
De la época islámica data también la Puerta Árabe (Porta Árabe), que era la entrada a la ciudad para los que llegaban por mar. Se considera un ejemplo único de arquitectura árabe en Portugal, dado el buen estado de conservación y el hecho de que aún se encuentra en su emplazamiento original, y que todavía podemos ver el interior del Arco de la Ciudad (Arco da Vila).
Vila-Adentro fue conquistada definitivamente por los cristianos en 1249, durante el reinado del Rey Alfonso III de Portugal. Entonces se construyó la Sé Catedral en el emplazamiento de la antigua Mezquita y se reforzaron los muros, signos del nuevo dominio.
Faro se mantuvo durante siglos como un importante centro comercial del Algarve y en 1540 fue elevada a la categoría de ciudad, convirtiéndose así en sede de un Obispado, hasta entonces en Silves. La mayoría de los monumentos religiosos, reflejo también de su riqueza económica, datan de esta época, como es el caso de la iglesia de la Misericordia (Igreja da Misericórdia), los Conventos de San Francisco (Convento de São Francisco), Nuestra Señora de la Asunción (Convento de Nossa Senhora da Assunção) (adaptado para convertirse en el Museo Arqueológico Infante D. Henrique), Santiago el Mayor (Convento de Santiago Maior) y Santo António dos Capuchos.
En el siglo XIX, Faro, que sufrió una reorganización administrativa que centralizó los poderes regionales, se convirtió en una de las ciudades más importantes del Algarve. Nobleza y burguesía hicieron construir sus casas palaciegas, así como sus segundas residencias en los alrededores, entre las que destaca el impresionante Palacio de Estoi (Palácio de Estoi).
En las afueras de la ciudad, además del patrimonio arquitectónico ya mencionado, cabe destacar la belleza del Parque Natural de Ria Formosa.