La ría Formosa, el santuario de vida salvaje más importante del Algarve, y las marismas de Castro Marim y Vila Real de Santo António, la zona pantanosa del río Guadiana, son dos áreas protegidas que se pueden descubrir a pie o en barco. ¡Un paseo que no olvidaremos!

Para comenzar la visita, lo mejor será acudir a los expertos. Los respetivos Centros de Educación Ambiental ofrecen información sobre las especies que se pueden avistar y los senderos pedestres recomendados para disfrutar por completo de los paisajes respetando la naturaleza. En estos laberintos de canales hay mucho que admirar. Desde los verdes de la vegetación que armonizan con los azules de las aguas y contrastan con la blancura de las salinas, a los tonos rosados de las plumas de los flamencos, muchos son los motivos para fotografías de ensueño. ¡Dan ganas de no levantar el dedo del botón!

En el largo cordón de arena que separa la ría Formosa del mar descubrimos playas deslumbrantes, casi desiertas, aunque el parque natural, que se extiende a lo largo de 60 kilómetros entre la península de Ancão y la playa de Manta Rota, esté animado por unas 1.500 especies de seres vivos. El calamón y el martín pescador, con sus vistosos plumajes, el camaleón que toma los colores de los lugares por los que pasa, o el simpático y peludo perro de aguas, son algunos de los residentes habituales.

Pero en este oasis de conservación de fauna y flora, también hay una gran variedad de moluscos que impulsan una de las principales actividades económicas de la región y que dan origen a deliciosas especialidades de la gastronomía, como el arroz de navaja o las ostras y los mejillones. Para disfrutar de una perspectiva de esta zona y de sus dimensiones, hay que buscar puntos altos como la fortaleza de Cacela Velha, una aldea de origen árabe que merece la pena conocer.

Y si miramos hacia el este, casi vislumbramos las marismas de Castro Marim y Vila Real de Santo António, la primera reserva natural creada en Portugal. Esta zona de salinas, pastos y marismas limita con las dos localidades y se extiende a lo largo del río Guadiana.

Además de por los senderos pedestres, el castillo de Castro Marim también nos ofrece una amplia vista para observarla o, si buscamos una experiencia más relajante, podremos hacerlo desde un barco. Junto a la orilla descubriremos ranas, sapos, tritones y lagartijas, mientras que, en los cielos, cruzando el horizonte, la cigüeña común, la cigüeña blanca y la garza acaparan toda la atención. También hay una zona seca con espacios agrícolas en los que se cultivan cereales y plantaciones de almendros, higueras, algarrobos y olivos. ¡Mucho para conocer entre trazos de naturaleza resplandeciente!