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San Roque nació en Montpellier (Francia) a mediados del siglo XIV y su festividad se celebra el 16 de agosto. Se le dio este nombre por una señal con forma de cruz roja (rouge roc) que tenía en el pecho.

Huérfano desde muy joven, renunció a su patrimonio en favor de su tío, repartió sus bienes entre los más pobres y marchó en peregrinación hacia Roma. En Italia, se dedicó al cuidado de enfermos de la peste, acabo enfermando y se retiró a un bosque cercano a Piacenza. Cuenta la leyenda que fue socorrido por un ángel y un perro que le traía alimentos y se le mantuvo fiel hasta que sanó. Desfigurado por la enfermedad, cuando regresó a su tierra natal nadie pudo reconocerle y fue encarcelado por confundirle con un espía italiano. Fue condenado y murió en cautiverio. Se le reconoció por la marca de nacimiento que tenía en el pecho.

Iconográficamente se le representa vestido de peregrino (con bordón, sombrero de ala ancha, calabaza y alforja), enseñando la pierna con heridas de la peste y acompañado por el perro. Su historia se refleja en cuatro tablas del siglo XVI que se encuentran en el Museo de San Roque.