En el Parque de Montesinho por Bragança
En el Parque de Montesinho por Bragança
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El horno y la fragua comunes, el molino y el lagar comunitario, los terrenos de pasto de todos y para todos protegieron durante siglos a las aldeas serranas del aislamiento de los grandes centros y de la hostilidad del clima. Fundidas en el paisaje, no deje que pasen desapercibidas. En ellas no será recibido como un extraño, sino como un amigo.
Saliendo de Bragança, siga hasta la antigua aldea de Gimonde, donde convergen los ríos Sabor, Onor y Ribeira do Frio, cruzados por 3 puentes, siendo uno de ellos, tal vez, de origen romano. En las aldeas de Babe, Palácios y Caravela visite, en todas, el Museo Rural, instalado en casas comunitarias. El ciclo del lino, el taller del herrero, la cocina tradicional son algunos de los temas que podrá conocer mejor.
La carretera termina en la aldea de Guadramil, de donde parte un camino que conduce a la población rayana de Rio de Onor. Si prefiere una carretera mejor, regrese a Gimonde, vaya en dirección a Baçal, Varges y, finalmente, a Rio de Onor. Objetivo de muchos y diversos estudios etnográficos, esta aldea se encuentra dividida por la mitad por la línea fronteriza Portugal-España, pero la relación y parentescos entre los habitantes de ambos lados diluyen este trazo divisorio. Conserva en funcionamiento los más variados equipamientos utilizados en común por toda la población desde el horno del pan, la fragua, dos molinos de agua, el lavadero, los pastos e, incluso, el toro de la aldea que cubre a todas las vacas. La gestión de la comunidad se realiza en las reuniones del «Municipio», grabándose las decisiones en una vara de madera, representando el poder del juez electo.
Otra entrada por la zona de Bragança conduce a la aldea de Montesinho, en un recorrido junto a las bonitas orillas del río Sabor, y pasa por las aldeas de Rabal y França. En esta última podrá encontrar un molino, aún en funcionamiento, recuperado por la población, con el apoyo del Parque. A poca distancia, en la localidad de Prado Novo, podrá disfrutar de uno de los lugares de reposo más estimulantes del Parque, junto a un vivero de truchas. Se accede por una carretera forestal.
En Montesinho, una genuina aldea situada a 1025 metros de altitud, se siente el alma del Parque. Las casas recuperadas con materiales y técnicas tradicionales son un ejemplo de como su uso aún es la mejor forma de defensa contra la rudeza del clima.
En su visita no se pierda la oportunidad de visitar el núcleo interpretativo de Montesinho, instalado en un edificio que en tiempos pasados fue la fragua comunitaria.
Saliendo de Bragança, siga hasta la antigua aldea de Gimonde, donde convergen los ríos Sabor, Onor y Ribeira do Frio, cruzados por 3 puentes, siendo uno de ellos, tal vez, de origen romano. En las aldeas de Babe, Palácios y Caravela visite, en todas, el Museo Rural, instalado en casas comunitarias. El ciclo del lino, el taller del herrero, la cocina tradicional son algunos de los temas que podrá conocer mejor.
La carretera termina en la aldea de Guadramil, de donde parte un camino que conduce a la población rayana de Rio de Onor. Si prefiere una carretera mejor, regrese a Gimonde, vaya en dirección a Baçal, Varges y, finalmente, a Rio de Onor. Objetivo de muchos y diversos estudios etnográficos, esta aldea se encuentra dividida por la mitad por la línea fronteriza Portugal-España, pero la relación y parentescos entre los habitantes de ambos lados diluyen este trazo divisorio. Conserva en funcionamiento los más variados equipamientos utilizados en común por toda la población desde el horno del pan, la fragua, dos molinos de agua, el lavadero, los pastos e, incluso, el toro de la aldea que cubre a todas las vacas. La gestión de la comunidad se realiza en las reuniones del «Municipio», grabándose las decisiones en una vara de madera, representando el poder del juez electo.
Otra entrada por la zona de Bragança conduce a la aldea de Montesinho, en un recorrido junto a las bonitas orillas del río Sabor, y pasa por las aldeas de Rabal y França. En esta última podrá encontrar un molino, aún en funcionamiento, recuperado por la población, con el apoyo del Parque. A poca distancia, en la localidad de Prado Novo, podrá disfrutar de uno de los lugares de reposo más estimulantes del Parque, junto a un vivero de truchas. Se accede por una carretera forestal.
En Montesinho, una genuina aldea situada a 1025 metros de altitud, se siente el alma del Parque. Las casas recuperadas con materiales y técnicas tradicionales son un ejemplo de como su uso aún es la mejor forma de defensa contra la rudeza del clima.
En su visita no se pierda la oportunidad de visitar el núcleo interpretativo de Montesinho, instalado en un edificio que en tiempos pasados fue la fragua comunitaria.