Monumentos

El castillo de Moura, que domina la ciudad con sus restos de torres y murallas, fue construido por los portugueses a principios del siglo XIV aprovechando las fortificaciones dejadas por los árabes. En la segunda mitad de ese siglo se le añadió una segunda muralla destinada a albergar a la población que iba en aumento.

En el siglo XVI, D. Manuel I encargó a Francisco de Arruda que procediera a realizar algunas alteraciones, entre las que probablemente se incluye la torre del reloj, siendo también de esta época el convento de monjas de S. Domingo, situado dentro de la muralla, que fue mandado erigir por D. Ângela de Moura, en 1562, sobre los cimientos de la antigua mezquita. La iglesia conventual guarda la tumba manuelina de los hermanos Pedro y Álvaro Rodrigues, probables conquistadores de Moura.

Durante las Guerras de la Restauración, en la segunda mitad del siglo XVII, la fortaleza medieval fue reforzada con una línea de baluartes y revellines, según el proyecto de Nicolau de Langres, adaptada a las nuevas técnicas de guerra con armas de fuego.

Del conjunto fortificado resalta la imponente torre de homenaje rectangular y una torre circular a la cual se añadió en el siglo XIX un reloj.