Restaurantes y Cafés

A dos pasos del Templo de Diana, en el centro de Évora, declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el restaurante de la Pousada Convento de Évora recibe al visitante con originalidad, con el comedor instalado en los claustros por donde un día los monjes caminaron en devota meditación. 

El salón recibe mucha luz del exterior, goza de excelentes vistas hacia el patio, con sus naranjos y algunas piedras romanas, que componen el espacio con un toque de historia. Las mesas con impecables manteles azules y blancos combinan con los tonos de las cómodas sillas, así como con los paneles de azulejo que decoran el espacio, cedidos por el Museo de Évora. 

El ambiente es sofisticado sin ser pretencioso. La carta está bien elaborada, equilibrando las propuestas más sustanciales de las carnes de la región con otras más ligeras para los amantes del pescado o para los vegetarianos, sin perder los aromas ni los paladares locales. 

De las sugerencias del chef cabe destacar, en las sopas: la açorda de cilantro con bacalao y huevo escalfado o la tradicional sopa de tomate con embutidos regionales y huevo escalfado, y en los entrantes, el pica-pau de jabalí y el revuelto de huevos con espárragos sobre teja de pan alentejano. 

En los platos principales sobresalen el risotto de setas del bosque con Queso de Nisa DOP, para los vegetarianos; en las carnes, los medallones de jabalí con migas de espárragos trigueros y cilantro, el fricasé de gallina, la carrillada de cerdo confitada en vino tinto con dúo de purés de manzana y calabaza, el atún a la plancha con migas de cilantro, y el lomo de bacalao con aceite de ajo, puré de patata y la pasta de aceituna negra. 

Para rematar, un bufé de dulces regionales, frutas y quesos portugueses, repostería conventual y los típicos pão de rala y queijada de Évora. Carta de vino seleccionada con buen criterio centrada en el Alentejo y algún tinte del resto del país. Servicio eficiente y amable.