Linhares da Beira
Localidade
Situada en la vertiente occidental de la Sierra da Estrela, la aldea histórica de Linhares da Beira tendría su origen en un castro lusitano. De hecho, los Montes Hermínios (este era el nombre lusitano de la Sierra de la Estrela), con sus pastos, abundantes aguas y el encuadre protector de la montaña era uno de los lugares habitados por esta tribu ibérica, de la que muchos portugueses se consideran descendentes. El lino, que fue en otros tiempos una de los cultivos importantes de la región, habrá originado el nombre Linhares, literalmente campo de lino.
Restos de una carretera romana cercana a Videmonte y al descubrimiento de indicadores de millas en la orilla derecha del río Mondego nos llevan a creer que por aquí pasaba el itinerario romano de la Beira que unía Viseu a Guarda. Invadida por los Visigodos y los Musulmanes que le reconocieron la excelente localización de atalaya sobre las tierras circundantes, Linhares comenzó a ser definitivamente portuguesa en la época de D. Afonso Henriques, que le concedió el primer fuero en 1169.
La paz, a pesar de todo, todavía no seria definitiva. En 1189, las tropas de Castilla y León invadieron la región, dedicándose al pillaje y prendiendo fuego a las aldeas circundantes mientras se preparaban para tomar el castillo de Celorico.
Linhares acudió en defensa de Celorico y el ejército enemigo, viéndose cercado en la retaguardia, comenzó a desplegarse y huir. Cuenta la tradición que todo esto sucedió en una noche de luna nueva y por este motivo, las armas de Linhares presentan una luna creciente y cinco estrellas.
Un paseo por la población revela un armonioso conjunto urbano lleno de encanto, en el que las casas sencillas construidas en granito conviven con otras solariegas que conservan muestras de una nobleza antigua. Una mirada atenta descubrirá muchas ventanas del s. XVI. La iglesia matriz, de origen románico, pero reconstruida en el s. XVII, guarda tres valiosas tablas atribuidas al gran Maestro portugués Vasco Fernandes (Grão Vasco). Una rústica tribuna elevada sobre un banco alrededor de una mesa de piedra constituye un ejemplar único de forum medieval en el que se anunciaban a la población las decisiones comunitarias. Aquí se pueden ver las armas de la antigua villa.
Al lado, se destaca el pelourinho del s. XVI en granito, rematado por la esfera armilar.
La ciudad está coronada por el vigoroso castillo, armonioso con la geología del terreno, sobre un enorme monte rocoso desde el que se divisa una panorámica espectacular. Reconstruido en el s. XIII por el rey D. Dinis, probablemente sobre las ruinas de una fortificación mora, fue un baluarte avanzado en la defensa de la Beira, lugar desde el que se vigilaban todos los movimientos de alrededor. Dos grandes torres almenadas se alzan junto a los ángulos de la muralla, una girada a oriente, la otra a occidente. En la plaza aun es posible ver las ruinas de antiguas cisternas.