Évora
Évora
Localidade
Coronada por su imponente catedral, Évora se dibuja sobre una suave colina en el extenso horizonte de la llanura alentejana, y en su centro histórico, rodeado de un amplio cinturón de murallas, guarda una valiosa herencia cultural que la UNESCO ha clasificado como Patrimonio de la Humanidad.
La ciudad, donde calles estrechas de recuerdo morisco contrastan con plazas inundadas de luz, se asienta sobre dos milenios de historia. Conquistada por los romanos en el año 59 a.C. -estos le dieron el nombre de "Liberalitas Julia"- Évora adquirió gran importancia, como atestiguan los vestigios todavía visibles y de los que son ejemplo las ruinas de un precioso templo de finales del siglo II, varios tramos de muralla y la puerta llamada de Doña Isabel, así como las ruinas del balneario de la ciudad bajo el edificio del Ayuntamiento.
Poco queda del período visigodo (siglos V-VIII). Siguió el dominio musulmán, iniciado con la conquista de la ciudad por Tarik, que duraría hasta la Reconquista cristiana en el siglo XII. Yeborah, como paso a llamarse, imprimió en su toponimia trazos indelebles de influencia morisca, que destacan en el barrio de la Morería.
Tras la Reconquista, se formó, detrás de la antigua valla, un nuevo tejido urbano que se esparcía desde las puertas de la muralla. La ciudad, elegida por varios reyes de Portugal de la primera y segunda dinastías como sede de la corte, se enriqueció entonces con palacios y monumentos, sobretodo en los reinados de D. João II y D. Manuel I (siglos XV y XVI).
Camine por las calles a su aire y absorba el alma secreta que la diversidad de culturas seculares sedimentó en esta ciudad del Mundo. Excelentes restaurantes, bares, terrazas, buenas tiendas de arte popular y gente joven que frecuenta la Universidad son la expresión dinámica de un presente que se fortalece en las raíces del pasado.
La ciudad, donde calles estrechas de recuerdo morisco contrastan con plazas inundadas de luz, se asienta sobre dos milenios de historia. Conquistada por los romanos en el año 59 a.C. -estos le dieron el nombre de "Liberalitas Julia"- Évora adquirió gran importancia, como atestiguan los vestigios todavía visibles y de los que son ejemplo las ruinas de un precioso templo de finales del siglo II, varios tramos de muralla y la puerta llamada de Doña Isabel, así como las ruinas del balneario de la ciudad bajo el edificio del Ayuntamiento.
Poco queda del período visigodo (siglos V-VIII). Siguió el dominio musulmán, iniciado con la conquista de la ciudad por Tarik, que duraría hasta la Reconquista cristiana en el siglo XII. Yeborah, como paso a llamarse, imprimió en su toponimia trazos indelebles de influencia morisca, que destacan en el barrio de la Morería.
Tras la Reconquista, se formó, detrás de la antigua valla, un nuevo tejido urbano que se esparcía desde las puertas de la muralla. La ciudad, elegida por varios reyes de Portugal de la primera y segunda dinastías como sede de la corte, se enriqueció entonces con palacios y monumentos, sobretodo en los reinados de D. João II y D. Manuel I (siglos XV y XVI).
Camine por las calles a su aire y absorba el alma secreta que la diversidad de culturas seculares sedimentó en esta ciudad del Mundo. Excelentes restaurantes, bares, terrazas, buenas tiendas de arte popular y gente joven que frecuenta la Universidad son la expresión dinámica de un presente que se fortalece en las raíces del pasado.