Monumentos

Construido en las escarpadas orillas del río Távora, en la "Quinta do Convento" (Finca del Convento), el conjunto edificado ostenta rasgos de la arquitectura de los siglos XVII y XVIII.

Es conocido como el "monasterio nuevo", pues en un primer momento la Orden estuvo asentada en el lugar donde todavía hoy se puede contemplar la iglesia de São Pedro Velho.

La adopción de la reforma cisterciense debió de haberse producido entre finales del siglo XII y principios del XIII, con dependencia de S. João de Tarouca. Aunque la documentación medieval de su archivo desapareciese en un incendio en 1836, se sabe que en el siglo XVI los monjes de la pequeña comunidad vivían acompañados de mujeres, en una manifiesta decadencia material y espiritual. Fue entonces cuando, bajo los auspicios de la Congregación Autónoma de Alcobaça, se construyó este monasterio nuevo que llegó a alcanzar cierta prosperidad.

La iglesia tiene una fachada clásica y sobria, y sobre su frontón se abre una hornacina con la imagen de S. Pedro. De forma perpendicular a la iglesia fueron levantándo varias alas del edificio que encuadran un claustro, en cuyo centro podemos admirar una bella fuente.