Monumentos

En ella, además, se custodia la silla del primer obispo de Lisboa.

Situada en la cumbre de un monte desde el cual se obtiene una de las mejores panorámicas de la ciudad, esta capilla se empezó a construir poco después de la reconquista de Lisboa y, como el propio monte, se dedicó a São Gens - el primer obispo de la ciudad, quien había sido martirizado en el año 284 en ese mismo lugar. La capilla fue confiada a los monjes Agustinos y fueron estos quienes transportaron hasta allí la silla de piedra que había pertenecido al santo.

En 1291, los monjes Agustinos se mudaron al nuevo Convento de Nossa Senhora da Graça, que se había levantado en un monte próximo y, hasta 1306, tanto la capilla como la silla quedaron a cargo de la Hermandad de São Gens, creada a tal efecto.  Los frailes recuperaron más tarde la posesión de la ermita y, gradualmente el culto mariano acabó por suplantar la importancia atribuida al mártir.

Tras el terremoto de 1755 el edificio quedó prácticamente arrasado. La actual ermita fue reconstruida en 1796 gracias a un proyecto de la autoría de Honorato José Teixeira. Se trata de un edificio caracterizado por su simplicidad, con nave única de tipología barroca y dos altares. En el interior, se puede contemplar el retablo barroco con la imagen de Nossa Senhora do Monte, paneles de azulejos en estilo rococó con escenas de la vida de María, un Cristo en marfil indo-portugués y un pesebre del siglo XVIII - además de la célebre silla de São Gens, tallada en roca y revestida con mármol, a la que la tradición atribuye cualidades benefactoras. Popularmente, se afirma que las embarazadas que se sienten en su silla de piedra y se lo soliciten a Nossa Senhora da Graça, tendrán un buen parto.

En el exterior, bajo la arboleda, se puede disfrutar de las privilegiadas vistas que ofrece el Mirador sobre el Castillo de São Jorge y la Baixa de Lisboa.