Otros

Unos dicen que tuvo su origen en las melodías importadas por estudiantes brasileños que, a partir de 1860, vinieron a estudiar a Coimbra; otros, que la canción habría sido traída aquí por estudiantes procedentes de Lisboa y que la ciudad estudiantil la diferenció e individualizó; otros también relacionan su origen a las Cantigas de Amor y a la Trova Provenzal de la Edad Media que llegó a Portugal con la corte de caballeros y trovadores que acompañaba la boda de los príncipes.

Sin embargo, sea cual sea su origen, incluso aquellos que no hablan la lengua portuguesa son arrastrados por el sentimiento profundo de su melodía.
Su expresión está asociada a la voz masculina y sus exponentes máximos en la segunda mitad del s. XX fueron, Adriano Correia de Olivera, António Bernardino, Fernando Machado Soares, José Afonso, Luís Góis, entre otros muchos, que dieron a la música portuguesa una nueva dimensión de universalidad y de fraternidad.
Acompañado por los acordes melancólicos de la guitarra portuguesa, no podemos dejar de mencionar a dos intérpretes de excepción: Artur Paredes y su hijo Carlos Paredes.

El Fado de Coimbra es interpretado por diversos grupos que dan a conocer en todos los continentes el temperamento soñador y nostálgico del alma portuguesa que transmite el Fado por la melodía y por la poesía de las palabras.