Lisboa de los Descubrimientos
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Lisboa de los Descubrimientos
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En Lisboa, Belém es el barrio que rememora la época de los Descubrimientos y de la expansión marítima portuguesa. En los siglos XV y XVI, salieron de aquí las carabelas y aquí llegaron las buenas nuevas de lo ya descubierto. D. Manuel I ordenó entonces la construcción del Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém, símbolos de la riqueza y esplendor del siglo XV en Portugal. Obras maestras de estilo manuelino, interpretación portuguesa de la última fase del gótico, ambas clasificadas Patrimonio de la Humanidad. En las antiguas dependencias conventuales del monasterio se encuentran el Museo Nacional de Arqueología y el Museo de la Marina, donde se puede aprender algo más sobre las técnicas de navegación utilizadas por los portugueses.
En el siglo XVIII, el rey D. João V eligió la zona de Belém como lugar de residencia, para lo que ordenó restaurar el Palacio y crear una escuela hípica. El picadero fue convertido en el Museo Nacional de Carruajes y el palacio ´color rosa´ devino la residencia oficial del Presidente de la República.
En 1940, con motivo de conmemorar la fundación de la Nación Portuguesa, el gobierno de Salazar decidió realizar en Belém la ´Exposición del Mundo Portugués´. A estos efectos, se reorganizó el trazado de la zona de Belém y surgieron la Plaza de Afonso de Albuquerque, en homenaje al primer virrey de la India, la Plaza del Imperio, el Padrão dos Descobrimentos y las zonas ribereñas de ocio.
La Iglesia de la Memoria, la Capilla de San Jerónimo, el Jardín Agrícola Tropical, el Centro Cultural de Belém y el Museo de Etnología forman el conjunto museológico de este barrio.
Hoy, ya no existen ni el puerto ni la playa de los Descubrimientos sino una agradable zona de ocio y cultura por donde los lisboetas gustan pasear. Una visita a Belém no será completa sin hacer parada en la centenaria Casa de los Pasteles de Belém, donde hay que probar esta dulce especialidad.
En el siglo XVIII, el rey D. João V eligió la zona de Belém como lugar de residencia, para lo que ordenó restaurar el Palacio y crear una escuela hípica. El picadero fue convertido en el Museo Nacional de Carruajes y el palacio ´color rosa´ devino la residencia oficial del Presidente de la República.
En 1940, con motivo de conmemorar la fundación de la Nación Portuguesa, el gobierno de Salazar decidió realizar en Belém la ´Exposición del Mundo Portugués´. A estos efectos, se reorganizó el trazado de la zona de Belém y surgieron la Plaza de Afonso de Albuquerque, en homenaje al primer virrey de la India, la Plaza del Imperio, el Padrão dos Descobrimentos y las zonas ribereñas de ocio.
La Iglesia de la Memoria, la Capilla de San Jerónimo, el Jardín Agrícola Tropical, el Centro Cultural de Belém y el Museo de Etnología forman el conjunto museológico de este barrio.
Hoy, ya no existen ni el puerto ni la playa de los Descubrimientos sino una agradable zona de ocio y cultura por donde los lisboetas gustan pasear. Una visita a Belém no será completa sin hacer parada en la centenaria Casa de los Pasteles de Belém, donde hay que probar esta dulce especialidad.