Zonas Protegidas

El río Sado nace en la Sierra de Vigia, cerca de Beja, y recorre las llanuras alentejanas a lo largo de 180 kms en dirección Norte, desembocando junto a Setúbal. Su estuario se forma cerca de Alcácer do Sal, zona húmeda muy fértil donde el paisaje se caracteriza por los arrozales cultivados en tableros y por nidos de cigüeñas blancas construidos en las torres de las iglesias o en los postes de electricidad. Esta elegante ave siempre elige los lugares más altos para nidificar y es una de las más de 200 especies de aves que acuden al Estuario del Sado, que fue declarado Reserva Natural y zona de protección especial.

Símbolo de la Reserva, los habitantes que más se distinguen por su simpatía son los delfines. Es raro encontrarlos en Europa nadando libremente en su hábitat natural, pero, en el río Sado, reside una importante colonia de “roedores corvineros”, así denominados por los pescadores por que roen las redes de pesca y se alimentan principalmente de corvinas. No pierda la oportunidad de dar un paseo en barco y observar algunos ejemplares de estos simpáticos mamíferos.

El área protegida ofrece muchas riquezas naturales que son transformadas por el ser humano, de los montes de alcornoques se extrae el corcho, los pinares dan piñones que son transformado por manos sabias en pasteles regionales muy apreciados y, las salinas, hoy inactivas pero que a lo largo de siglos tuvieron gran importancia económica.

Testimonio de una industria muy antigua son los tanques de salazón de pescado que podrá visitar en Tróia, en las ruinas romanas. Entre dunas de arenas blancas y aguas tranquilas, Tróia es una estupenda localidad costera que podrá ser su punto de partida para descubrir esta bella región.