Restaurantes y Cafés

Comer en un castillo siempre es una experiencia inolvidable, pero en la Pousada Castelo de Estremoz, edificio mandado construir por D. Dinis para la reina Santa Isabel, también es sinónimo de mesa suntuosa y servicio acorde con la imponencia de las instalaciones. 

El comedor está lleno de antigüedades, como la tapicería flamenca dieciochesca que cubre una de las paredes, o el vaso de porcelana de la dinastía Quing, decorado en azul y oro, sobre una de las mesas de apoyo, o los apliques en la pared, de madera tallada y dorada del siglo XVIII.  

El ambiente sugiere viandas dignas de la realeza que el chef elabora, con generosidad tanto en las raciones como en el cuidado de las materias primas. 

La carta permite elegir entre el revuelto de huevos con espárragos trigueros de la sierra de Ossa y teja de pan alentejano, las gambas y setas en aceite de oliva y ajo en la sartén y la selección de embutidos con gajos de manzana al horno, en los entrantes. En el apartado de las sopas, desfilan la açorda alentejana con su huevo y la sopa de tomate con embutidos y huevo escalfado, mientras que en las tapas son ineludibles las judías verdes rebozadas, los huevos de codorniz escalfados y las setas rellenas de farinheira. En los platos principales, hay un buen equilibrio entre los pescados, las carnes y las opciones vegetarianas como, el bacalao dorado, el tradicional cazón con salsa de cilantro, la berenjena rellena de Queso de Nisa DOP y orégano, la perdiz estofada en olla de barro con cebollitas y castañas, la pierna de cerdo glaseada al horno con miel y patatas salteadas con cebolla o el medallón de novillo con jamón crujiente y pastel de verduras gratinado. Buena repostería regional, entre la que sobresale el flan de agua de Estremoz. Carta de vinos seleccionada con criterio, centrada en el Alentejo y con unos cuantos de otras regiones. Servicio eficiente y atento.