Restaurantes y Cafés

La casa de una sola planta, blanca y aseada, como las demás de la calle y de la villa, se identifica fácilmente por el cartel y por los curiosos arcos de ladrillo de burrito que rodean las puertas y ventanas. Tiene un aire pintoresco que se acentúa en el interior, también dominado por el ladrillo burrito del que están hechas las paredes, la chimenea y los arcos que dividen el salón, el lado de la entrada es el bar, aunque también cuenta con servicio de comidas; el otro lado, más acogedor, es el restaurante en sí. La decoración se basa en motivos regionales como vajillas de barro, artesanía, utensilios de labranza y fotos antiguas. Las mesas tienen manteles con un estampado rojo y crema o azul y blanco, colores típicamente alentejanos, con un cubre mantel de papel. El ambiente es familiar. 

La dueña de la casa, Dª Benedita, se encarga de la cocina con los conocimientos que ha heredado y otros que ha adquirido a lo largo de muchos años de experiencia. El menú cambia todos los días, excepto en el caso de los platos a la parrilla. Entre los entrantes se recomiendan los quesos de oveja, el lomo embuchado de cerdo de dehesa, el revuelto de espárragos y los buñuelos de bacalao, que también se pueden servir como plato principal con guarnición de arroz con alubias. Otros platos que no se pueden perder: sopa de cazón, açorda de ajo con bacalao y huevo, migas con espárragos y carne de alguidar o secretos, alubias con calabaza, pollo con pimientos, costillas con miel, cordero al horno y ensopado de cordero. Postres caseros como encharcada, farófias y tigelada al horno. Carta de vinos completamente alentejana, incluyendo el vino de la casa. Servicio muy simpático.