Góis
Localidade
Entre las sierras de Lousã y de Açor, bañado por el río Ceira, Góis es un pueblo acogedor. Patrimonio por descubrir, playas fluviales, pasarelas a lo largo del río, senderos y Aldeias do Xisto son los atractivos de un municipio donde el aire puro nos regenera y nos invita a disfrutar de la naturaleza.
Góis es muy popular por las aguas claras y cristalinas del río, quizá una de las razones por las cuales este lugar lleva habitado desde tiempos prehistóricos. La Pedra Letreira, una gran losa de esquisto con grabados inscritos en su superficie, es uno de los vestigios de esta época situada en la Edad del Bronce.
En el siglo XVI, la localidad adquirió mayor importancia, durante los reinados de D. Manuel, que concedió la carta foral al pueblo en 1516, y D. Juan III, que ordenó construir aquí el puente real, en 1533, un verdadero símbolo que sorprende a quienes llegan a Góis.
Ponte Real ©Turismo Centro de Portugal
Al cruzar el puente, apetece pasear junto al río, protegido del calor por los árboles. Se puede ver el paseo ribereño, un bar con terraza flotante y la playa fluvial, que invita a darse un chapuzón en los días más cálidos. El río permitió la instalación de molinos para aprovechar la fuerza del agua, estructuras que aún permanecen junto a él.
A finales del s. XIX, la instalación de una fábrica de papel resultó fundamental para mantener la población de la localidad, así como la existencia de estaño y wolframio en la región, que permitió la explotación minera a mediados del s. XX.
Igreja Matriz de Góis ©David Cachopo - Gerador
Al llegar a Góis por el oeste, antes del puente, se puede ver la pequeña capilla del Mártir San Sebastián, con planta hexagonal y portal barroco. Continuando hacia el centro histórico, cabe destacar el edificio de un hospital fundado en 1560, la capilla del Espíritu Santo, convertida en oficina de turismo, el Ayuntamiento, instalado en una casa solariega del s. XVII, y la antigua casa comercial Havaneza Goiense, en una casa del siglo XIX. Muy cerca, se puede visitar la iglesia matriz de Góis, del s. XVI, donde se puede admirar un excelente ejemplo de escultura renacentista portuguesa, el sepulcro de D. Luis da Silveira, un noble que contribuyó enormemente al desarrollo del pueblo en el s. XVI.
En el mirador del jardín del castillo, el columpio de Góis es uno de los mejores lugares para tomar fotografías del pueblo, enmarcado por las montañas y el río.
Aproveche los refrescantes espacios del parque merendero de Cerejal, un pulmón del pueblo a orillas del Ceira, y de la playa fluvial de Peneda. A quienes les gusten las playas fluviales, también pueden decantarse por la playa fluvial en la aldea de Alvares o la de Canaveias, ubicada en Vila Nova do Ceira. En esta parroquia, las pasarelas de Cerro da Candosa son una opción para disfrutar del paisaje y del desfiladero rocoso del río conocido como Portas do Ceira, un tesoro natural de la región, que también goza de popularidad para la práctica de deportes extremos.
Para aquellos que atraviesan el país de norte a sur, siguiendo el trazado de la Carretera Nacional 2, Góis se halla a mitad de camino y el hito del kilómetro 300 se encuentra en el pueblo de Alvares.
En coche, se puede hacer la Ruta del Valle del Ceira, partiendo desde el centro histórico por la carretera panorámica M543, en dirección a la aldea de Colmeal. Entre las verdes curvas del valle, se pasa por Cabreira, donde destacan el emblemático lagar y la piscina natural. El lugar ya sirvió de escenario para la película «Fátima», dirigida por Fabrizio Costa, en 1997. El paseo continúa por las altas aldeas de Carvalhal, Sapo y Aldeia Velha, disfrutando del paisaje de la sierra de Açor. Puede merecer la pena un breve desvío hasta la aldea preservada de Soito, situada en uno de los puntos más altos de la sierra.
Una vez en la cima, continuaremos hasta el pueblo de Cadafaz para contemplar el valle y seguiremos hasta el pueblo de Tarrastal. Descendiendo hasta la aldea de Cabreira, volveremos al pueblo de Góis.
Penedos de Góis ©Paulo Magalhães
Junto a la Aldeia do Xisto de Pena encontramos los imponentes Penedos de Góis, que alcanzan una altitud de 1040 m en su punto más alto. Un lugar impresionante, con desniveles únicos y caídas de agua. Cabe destacar el Penedo Abelha, denominación dada por los lugareños que reconocen en la roca el contorno de la cara de un monstruo de piedra. Varios senderos, con distintos grados de dificultad, permiten explorar la belleza de los penedos y su magnífico entorno.
La visita a la región no estará completa sin hacer la ruta de las Aldeas de Esquisto de Góis: Pena, Aigra Nova, Aigra Velha y Comareira. Son lugares de gran tranquilidad, donde solo se escucha el canto de los pájaros y los cencerros de los rebaños que pastan en los campos de los alrededores.
Aldeia do Xisto da Pena ©David Cachopo - Gerador
En cuanto a las fiestas, cabe destacar las tradicionales y divertidas fiestas de carnaval de las aldeas, en las que los participantes se disfrazan con máscaras de corcho, arpillera y trapos viejos, así como las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Asunción, que se celebran el 15 de agosto.
Durante el viaje, no olvide disfrutar de los sabores regionales: sopa de jamón serrano, tibornada (bacalao con patatas y repollo, regado con aceite de oliva), trucha al estilo del Ceira (en escabeche, macerada durante 8 días en aceite de oliva, vinagre, ajo, cebolla y laurel), el cabrito de Sinhel y el tradicional bucho. Las gamelinhas, un dulce a base de miel, castañas, nueces y canela, son un postre popular.