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La colaboración entre Francisco Camacho y Meg Stuart no es nueva, su profunda conexión personal se ha desarrollado a través de varios proyectos, como la aclamada pieza solista del coreógrafo estadounidense BLESSED, que Camacho ha interpretado desde 2007. Ahora, por primera vez en tres décadas, se reúnen en el escenario para un dúo inspirado en las misteriosas ruinas nurágicas de Cerdeña. El escenógrafo Gaëtan Rusquet y el diseñador de sonido Vincent Malstaf crean un paisaje fuera del tiempo. En este espacio, Camacho y Stuart excavan artefactos emocionales. Buscan el contraste de tamaño y escala: las poses minimalistas hierven con sentimiento, mientras que la ira y la fuerza se comprimen y contienen. A partir de la escucha del pasado, construyen una arqueología del presente que no distingue entre lo místico y lo mundano.