Castelo de Silves
Monumentos
Castillo y Cerca Urbana de Silves (Castelo e Cerca Urbana de Silves)
Un recorrido por Silves no está completo sin una visita a su castillo, considerado una de las principales y más bellas fortificaciones musulmanas de Portugal y la mayor del Algarve.
Clasificado como monumento nacional en 1910, la historia del castillo se remonta a la época en que Silves se transformó en una fuerte base de ocupación y centro comercial de gran prosperidad bajo la dominación romana.
Alrededor del año 716, la conquista árabe supuso cambios gigantescos en la fortaleza que los romanos habían construido sobre la ciudad. Situada en el punto más alto de la colina sobre la que se levanta la ciudad, la fortaleza se reforzó con un nuevo recinto amurallado con torres y armaduras, que se extendía a lo largo de la orilla derecha del arroyo.
Fuertemente dañado por el terremoto de 1755 y absorbido por el crecimiento de la ciudad, de este sólido sistema defensivo de adobe militar -formado por una mezcla de arcilla, grava, arena y cal y con arenisca roja de la región (arenisca de Silves) que le da su tonalidad rojiza- quedan dos grandes zonas, la Ciudadela y la Medina.
La Ciudadela, construida en lo alto de la colina y protegida por 11 torres cuadradas (cuatro de las cuales han sufrido alteraciones en los siglos XIV y XV, concretamente salas abovedadas y puertas con arcos góticos), alberga dos aljibes, el de la Morisca (Moura) y el de Perros (Cães).
Existen dos leyendas sobre estos dos pozos. En cuanto a la Cisterna de la Mora (Cisterna da Moura), que abasteció de agua a la población de Silves hasta la década de 1990, la leyenda cuenta que en las noches de San Juan una princesa mora se lamenta de su muerte, vagando en una barca de plata con remos de oro, a la espera de que un príncipe pronuncie las palabras mágicas para su desencanto. En la Cisterna de los Perros (Cisterna dos Cães), se dice que los cazadores de tesoros lanzaron a los perros a buscar los grandes tesoros que los musulmanes habían dejado en los subterráneos del castillo, pero los perros nunca regresaron.
A su vez, la Medina estaba unida a la Ciudadela por una puerta protegida por dos torres.
A la entrada del Castillo, hay una estatua en honor del rey portugués Sancho I que, en 1189, conquistó Silves por primera vez a los musulmanes, aunque la ciudad no fue conquistada definitivamente por los cristianos hasta 1242.
Castelo de Silves
8300-117 Silves