Restaurantes y Cafés

La entrada principal al comedor se hace a través de la cafetería, que tiene un aspecto sencillo y llano, habitual en este tipo de establecimientos, sobre todo en las zonas rurales. El comedor sin pretensiones, pero muy acogedor, con distintos tonos de granito en el suelo, manteles rojos de tela y cubre manteles blancos de papel, cubertería regional, fotos alusivas al Alentejo en la decoración de las paredes y unas grandes cortinas, también rojas, al fondo. Pero lo mejor del restaurante es la acogida calurosa y la comida suculenta con las que Patrícia y Manuel Rodrigues, los propietarios, miman a sus clientes, en un ambiente muy familiar y desenfadado. 

La comida es sencilla, abundante y sabrosa, elaborada con los productos de la región y el saber culinario heredado de generaciones pasadas, exactamente como se hace en casa. Sin artificios ni secretos, solo las manos de hada de la cocinera. En los entrantes hay pan alentejano, aceitunas, torreznos, chorizo, lombo embuchado, quesitos de oveja y Quesos de Évora y de Nisa, ambos DOP. La especialidad son las migas de espárragos con carne de cerdo frita, aunque la sopa de cazón, la raya al estilo de los “Arcos”, frita y perfumada con cilantro, el cordero y el jabalí asados al horno con judías negras, el venado, también asado, con judías blancas y el cordero a la brasa con salsa de aceite de oliva y cilantro son manjares todos ellos muy apreciados. Postres caseros, entre los que sobresale la sericaia con Ciruela de Elvas DOP. Carta de vinos corta con media docena de referencias del Alentejo y dos o tres vinos verdes.