Bragança
Para no perderse
- realizar recorridos a pie o en bicicleta de montaña por los senderos señalizados del Parque Natural de Montesinho, o el recorrido en coche, también señalizado.
- visitar la región con motivo de la Feria de Fumeiro de Vinhais, que se celebra el segundo fin de semana de febrero.
Situada en el extremo noreste de Portugal, Bragança es una antigua ciudad cuyo castillo todavía mantiene un núcleo urbano medieval dentro de sus murallas.
Entrando en la ciudadela o plaza de armas por la Puerta de la Villa, nos encontramos con la picota, que tiene como base un verraco lusitano que recuerda los orígenes celtas de la región. En la gigantesca Torre del homenaje, que en la Edad Media vigilaba las fronteras, el museo militar también cuenta la historia del castillo, que mandó construir Don Juan I sobre los cimientos del anterior, edificado por el primer rey de Portugal, Alfonso Henríquez. Desde la última planta se disfruta de unas excelentes vistas de la ciudad y del amplio horizonte de montañas que la rodean. En la ciudadela también nos encontramos la Iglesia de Santa María y la Domus Municipalis, ejemplar de arquitectura civil románica único en Portugal, donde se reunía el senado de la ciudad.
Extramuros, la ciudad creció hacia el oeste, conservando casas nobles y monumentos como la Catedral, la Iglesia de San Vicente, la Capilla de la Misericordia o la Iglesia de Santa Clara. En el antiguo palacio episcopal se encuentra el Museo Abade de Baçal, que cuenta con una valiosa colección, mientras que el Centro de Arte Contemporáneo Graça Morais presenta obras de esta famosa pintora contemporánea y otras colecciones de artes plásticas.
En los alrededores de Bragança se encuentra la iglesia de Castro de Avelãs, que recibía a los peregrinos de Santiago durante la Edad Media, y antiguas aldeas que aún hoy mantienen tradiciones comunitarias, como el lagar de aceite y del vino, o el horno de pan. Se encuentran principalmente dentro del Parque Natural de Montesinho, una zona de naturaleza virgen que bien merece una visita. La aldea que da nombre al parque cuenta con un centro de interpretación, mientras que en otras aldeas hay museos rurales sobre las prácticas comunitarias de la región. Las aldeas de Guadramil y Rio de Onor se encuentran entre las mejor conservadas. La frontera entre Portugal y España atraviesa la aldea de Rio de Onor, a caballo entre los dos países.