Cerca de la frontera, Elvas luchó para mantener la independencia de Portugal y su historia. Y así se convirtió en un ejemplo para toda la humanidad.

Nos da la bienvenida a la ciudad un grandioso acueducto de 7 km y 843 arcos, construido por el mismo autor de la Torre de Belém, en Lisboa, el arquitecto Francisco de Arruda. Su tamaño y números impresionan tanto como lo que después descubriremos. A fin de cuentas, entramos en la mayor fortificación abaluartada del mundo, cuyas estructuras defensivas en forma de estrella y con un perímetro cercano a los 10 km son un testimonio único de la evolución de la estrategia militar hasta el siglo XIX. Resultaron de gran importancia en la lucha contra España por la Independencia de Portugal, a mediados del siglo XVII, y sirvieron como base al General Wellington, durante las Guerras Napoleónicas, al principio del siglo XIX.

Las fortificaciones de Elvas son, en la actualidad, Patrimonio Mundial. El cuidado conjunto militar está formado por las murallas islámicas y medievales, y por el cinturón de murallas del siglo XVII, influido por el estilo holandés de Cosmander, además del Fuerte de Santa Luzia (siglo XVII), del Fuerte de Graça (siglo XVIII) y de 3 fortines del siglo XIX: São Mamede, São Pedro y São Domingos. A vista de pájaro podríamos percibir el sorprendente diseño de estas estructuras sobre el terreno, que ahora solo podemos entender por las fotografías aéreas o adivinar cuando visitamos los monumentos y observamos el paisaje que los rodea.

En el corazón de Elvas, la zona del castillo es la parte más antigua de la ciudad. De ahí hasta la Praça da República, en la que se encuentra la antigua catedral, ahora Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, pasamos por la Iglesia de las Dominicas, con una original planta octogonal, por la picota manuelina y por la torre fernandina. En estas calles podemos identificar fácilmente los arcos que marcan las antiguas entradas de las murallas.

También podemos visitar otros monumentos importantes, como la Iglesia de Santo Domingo, el Museo Militar o la Iglesia de la Orden Tercera de San Francisco, y dos museos que no se puede perder: el moderno Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Fotografía João Carpinteiro, donde viajamos hasta los orígenes de este arte y en el que destaca una cámara de fotos de 1898 o las pruebas de 1860.

Con historias de batallas y valentía, actualmente Elvas es una ciudad tranquila, en la que somos bien recibidos y agasajados con una gastronomía regional que incluye manjares como las migas con entrecosto (entrecot), el ensopado de borrego (guiso de cordero) o la carne de cerdo a la alentejana. Entre los postres, no nos resistimos a las célebres ciruelas de Elvas, que acompañan perfectamente la sericaia (bizcocho de canela), o a las azevias (empanadillas dulces), a los nogados (masa de harina frita en miel), a las enxovalhadas (bizcocho) y a la filhós (parecida a las orejas de carnaval).