Portimão
Situada en el estuario del río Rio Arade, Portimão es conocida por sus excelentes playas de inmensos arenales con aguas cálidas y tranquilas, que la convierten en un destino de vacaciones muy atractivo.
Portimão cuenta con una larga tradición pesquera que se desarrolló especialmente entre los siglos XIX y XX, con la llegada de la industria conservera y del turismo. A esta época pertenece gran parte de los edificios que podemos ver recorriendo las calles y plazas de su centro histórico, así como la estructura que acoge el Museo de Portimão, excelente rehabilitación de una antigua fábrica de conservas merecedora del premio Museo del año del Consejo de Europa en 2010. En él se homenajea a un pueblo y a una ciudad que, durante siglos, vivieron exclusivamente mirando al mar.
También debemos visitar la Capilla de San José de Alcalar con su sencillo estilo y la imponente Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, edificada en el siglo XV en lo alto de una colina y que destaca en el perfil de la ciudad. Quedó muy dañada por el terremoto de 1755, pero mantiene su bello pórtico gótico original. Si quiere hacer una pausa durante el paseo, nada mejor que descansar a la sombra de los árboles del Jardín Manuel Bívar viendo pasar los barcos de pesca y de recreo. O en el paseo marítimo junto al puerto deportivo, uno de los puntos más animados de la ciudad tanto de día como de noche.
En la zona ribereña, junto al muelle, se encuentra gran parte de los restaurantes en los que podemos saborear la sardina asada, el plato más destacado de la gastronomía local. A pesar de que se consume en toda la región y en todo el país, la de Portimão es famosa e incluso cuenta con un festival en su honor en agosto. Pero hay otras muchas especialidades de pescado y marisco que hay que probar, como las almejas, las feijoadas de búzios (habichuelas con caracoles de mar), las cataplanas o las calderetas. Las habas o papas de maíz y los dulces tradicionales de la región hechos de almendra e higo son algunos de los ingredientes de una oferta mucho más amplia.
A unos tres quilómetros del centro, la playa de Rocha es, tal vez, la más conocida de las playas del Algarve y la imagen de su enorme arenal suele ser un reclamo turístico de gran difusión internacional. Concurrido lugar de veraneo desde principios del siglo XX, cuenta con un casino y ofrece numerosas actividades de ocio. En el siglo XV también disfrutaba de una gran importancia estratégica. Por eso, este fue el emplazamiento elegido para la construcción de la Fortaleza de Santa Catarina de Ribamar, que defendía el puerto y la población de los ataques de los piratas, en fuego cruzado con el Fuerte de São João do Arade, justo enfrente, en Ferragudo, junto a otro amplio arenal precisamente denominado Praia Grande.
La Fortaleza de la playa de Rocha es actualmente un excelente mirador de la ciudad, del río y del mar, que adquiere un encanto especial al final de la tarde, con la luz de la puesta de sol. Desde aquí también podemos divisar algunas de las siguientes playas, hacia el oeste, empezando por la playa de Três Castelos. Unas más pequeñas, otras más grandes, pero siempre enmarcadas por rocas recortadas que embellecen el paisaje, se encuentran la playa de Careanos, de Vau, de Barranco das Canas, de João d’Arens, de Prainha y de Três Irmãos. Esta secuencia termina en el largo arenal de la playa de Alvor y en su ría, importante zona lagunar indicada para la observación de aves acuáticas.
Pero para hacernos una idea completa de la zona de Portimão, hay que observarla desde todas las perspectivas. Por ejemplo, en un paseo en barco a lo largo de la costa para conocer playas inaccesibles y admirar las formaciones rocosas. Y para los amantes de la pesca de altura, este es su destino ideal, ya que en este fértil mar abundan especies de gran tamaño, como los espadartes. Para disfrutar de otros paisajes, podemos subir el estuario del río Arade hasta Silves, pasando entre verdes colinas. A poca distancia encontramos una gran variedad de imágenes que se quedarán grabadas en nuestra memoria.