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Descubrir Sintra

Palácio da Pena
Lugar Sintra
Foto: Turismo de Lisboa
Foto: Turismo de Lisboa

Para no perderse
  • comer una queijada y un travesseiro
  • pasear por el pueblo
  • subir a la sierra en coche de caballos
  • disfrutar de la vista desde el Palacio de Pena
  • dar un paseo a pie

Sintra, el Monte de la Luna, es uno de esos lugares llenos de magia y misterio en el que la naturaleza y el hombre se conjugaron en una simbiosis tan perfecta, que la UNESCO lo catalogó como Patrimonio de la Humanidad.

Itinerario de un día
Mañana
Sea cual sea el plan, comenzar en el centro histórico con un desayuno vigorizante, como anticipo de un día completo siempre es buena idea. 

Después, en la plaza principal nos encontramos el Palacio de la Villa (Palácio da Vila), con sus dos chimeneas cónicas, tan características que le servirán de brújula para volver a este punto de encuentro. De finales del siglo XIV, fue el lugar de veraneo de muchos reyes a lo largo de la historia de Portugal. Cada estancia se encuentra decorada de forma diferente y tiene una historia que contar, además de la sorpresa de su interior, ya que es un verdadero museo del azulejo, con aplicaciones desde el siglo XVI, al principio de su utilización en Portugal.

Después de deambular por las estrechas callejuelas y las tiendas de productos regionales, le sugerimos visitar el Palacio y Quinta de Regaleira. Es un palacio del siglo XIX, aunque parezca más antiguo, con una impresionante decoración, rica en simbología masónica. Muy cerca de la entrada de Regaleira se encuentra Seteais, un palacio del siglo XVIII actualmente transformado en hotel. Merece la pena entrar en sus jardines e ir hasta el mirador, desde el que se ve el Palacio de Pena, el Castillo de los Moros y, a lo lejos, el mar...

Antes de comenzar a subir la sierra, mejor será almorzar y optar por un buen restaurante en el pueblo, o realizar un picnic en el Parque dos Castanheiros, un merendero cuya entrada se encuentra en medio de Volta do Duche.

Tarde
Dedicaremos la tarde a conocer la sierra y a descubrir los rincones de un paisaje Patrimonio Mundial.

Antes de entrar en el refugio botánico del Parque de Pena, de pasar por el Chalet de la Condesa D’Edla y de subir al palacio que Richard Strauss denominó “Castillo del Santo Grial”, hay que pasar por el Castillo de los Moros (Castelo dos Mouros). Es un testimonio de la presencia islámica en la región, construido entre los siglos VIII y IX, y ampliado después de la Reconquista.

En la cima se encuentra uno de los palacios más románticos de Portugal, el de Pena, una reconstrucción fantasiosa e historicista, al estilo del romanticismo decimonónico, fruto de la pasión e imaginación del rey artista Don Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha, consorte de Doña María II.

De regreso al pueblo, si no lo hizo por la mañana, entre en una de las pastelerías para saborear las famosas queijadas y los travesseiros, especialidades perfectas para un fin de tarde en una tierra de ensueño.

Y también…
Como un día no basta para ver todo en Sintra, sería preferible quedarse más tiempo o, si no, organizar la visita de otra forma, según la disponibilidad.
Además de otros museos interesantes, cabe destacar el Parque de Monserrate, con su exótico palacio neogótico, y el Convento de los Capuchos (Convento dos Capuchos), construido en el siglo XVI y que utiliza corcho como revestimiento de los pequeños espacios, según los preceptos de pobreza de la Orden de San Francisco de Asís, y que contrasta con los palacios visitados hasta el momento. A 2 km del convento se encuentra Peninha, uno de los puntos más altos de la sierra y, ya camino de la costa, merece la pena conocer el Museo Arqueológico de São Miguel de Odrinhas (Museu Arqueológico de São Miguel de Odrinhas), con su importante colección epigráfica con más de dos mil años.

Si viaja durante los meses de julio y agosto, tendrá la oportunidad de asistir a los espectáculos de música clásica y de danza del Festival de Sintra, que se realizan en los Palacios de Sintra y de Pena, y en el Centro Cultural Olga de Cadaval.

Entre Sintra y Lisboa, siguiendo por el IC19, merece la pena parar en el Palacio Nacional de Queluz, suntuoso palacio del siglo XVIII de estilo rococó. En los jardines podemos asistir a una exhibición de la Escuela Portuguesa de Arte Ecuestre y apreciar las cualidades de los caballos lusitanos, criados en Alter, en el Alentejo, en la antigua caballería de la casa real.


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