Parque Natural de Sintra-Cascais
Zonas Protegidas
En el punto más occidental del continente europeo, donde nuestros antepasados pensaban que “la tierra se acababa y el mar comenzaba”, el Cabo de la Roca es uno de los lugares más espectaculares del Parque Natural de Sintra-Cascais. Sus acantilados verticales se elevan cerca de cien metros sobre el nivel del océano, proporcionando paisajes grandiosos. Cuando lo visite, solicite el diploma que certifica su presencia allí.
Si le interesa la geología, no deje de visitar otras formaciones notables como las dunas fósiles consolidadas en Magoito y en Oitavos, el terreno de piedra surcada característica junto al Cabo Raso (Cascais) y el acantilado de Azenhas do Mar, sobre la cual el ingenio humano construyó una pintoresca aldea.
Los dinosaurios también dejaron su marca, en la capa de calcáreo casi vertical del acantilado sur de la Playa Grande donde se encuentra un importante hallazgo de 11 senderos y de huellas aisladas.
La Playa Grande es una de las muchas que se suceden en el litoral costero del Parque como la Adraga, la Samarra, la Playa de las Maçãs o Guincho, integrado en un característico sistema de dunas. Aquí existen buenas condiciones para la práctica de windsurf, surf y bodyboard o, simplemente, para buenos momentos de ocio a la orilla del mar.
En el interior, al Norte de la Sierra, subsiste una zona rural con pequeñas aldeas donde el paisaje está marcado por muros de piedra que delimitan los campos agrícolas y los protegen de los vientos marítimos, donde aún se produce el vino de Colares.
Pero la Sierra de Cintra, cubierta de abundante vegetación es la que domina el paisaje y da origen al microclima que hace de este Parque un lugar tan especial. Los aromas frescos y variados que aquí se respiran hacen que un paseo a pie por la Sierra sea una experiencia inolvidable. Aventúrese por su propia cuenta pero sin riesgos, o siga los recorridos propuestos por el Parque visitando lugares como el Convento de los Capuchos, un modesto abrigo de frailes del s. XVI, o la Ermita de la Peninha, erigida en un punto alto cerca de la costa desde la que se divisa una amplia panorámica.
Sintra, elegida por reyes, nobles y la burguesía adinerada como lugar de veraneo, conserva un notable patrimonio arquitectónico armonizado de tal forma con la naturaleza que ha sido declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la categoría de paisaje cultural.