Óbidos
Para no perderse
- subir a las murallas
- tomar una ginjinha en un chupito de chocolate
El pueblo medieval de Óbidos es uno de los más pintorescos y mejor conservados de Portugal.
Suficientemente cerca de la capital y situado en un punto alto, cerca de la costa atlántica, Óbidos disfrutó de una importancia estratégica en el territorio. Ocupado antes de que los romanos llegaran a la Península Ibérica, el pueblo prosperó a partir del momento de su elección por parte de la familia real. Desde que el rey Don Dionisio se la regaló a su esposa Doña Isabel, en el siglo XIII, pasó a pertenecer a la Casa das Rainhas, que era el conjunto de bienes que otorgaban los monarcas portugueses a sus esposas, las cuales, a lo largo de las diferentes dinastías, la fueron mejorando y enriqueciendo. Esta es una de las principales razones por la que encontramos tantas iglesias en esta pequeña localidad.
Intramuros encontramos un castillo bien conservado y un laberinto de calles y casas blancas que fascinan a quien por allí se pasea. Entre pórticos manuelinos, ventanas floridas y pequeñas plazas, encontramos varios motivos de visita, buenos ejemplos de la arquitectura religiosa y civil de las épocas doradas del pueblo.
La Iglesia Principal de Santa María, la Iglesia de la Misericordia, la Iglesia de San Pedro, la picota y, extramuros, el acueducto y el Santuario del Señor Jesús da Pedra, de planta redonda, son algunos de los monumentos que justifican una atenta visita. Al igual que el Museo Municipal de Óbidos, donde se encuentran las obras de Josefa de Óbidos. En el siglo XVII fue una pintora de referencia y una mujer con una actitud artística irreverente para su tiempo. Sus cuadros reflejan el aprendizaje con grandes maestros de la época como los españoles Zurbarán y Francisco de Herrera, o los portugueses André Reinoso y Baltazar Gomes Figueira, su padre.
Cualquier momento es bueno para visitar Óbidos. Por las historias de amor que allí se cuentan y por su ambiente medieval, resulta una interesante sugerencia para un fin de semana romántico o, simplemente, tranquilo. Y si incluye una noche de alojamiento en el castillo, entonces el escenario será perfecto.
En la gastronomía local, destaca la caldereta de pescado de la Lagoa de Óbidos, mejor aún si se acompaña con los vinos de la región Oeste. Otra atracción es la célebre ginjinha de Óbidos (licor de guindas), que se puede disfrutar en varios lugares, preferentemente en un chupito de chocolate.
A lo largo del año, un programa de eventos anima esta pequeña ciudad, pero sin duda los más populares son el Festival Internacional del Chocolate, el Mercado Medieval y Óbidos Pueblo de Natal (Óbidos Vila Natal), donde la ciudad se engalana con motivos alusivos a la estación. También son dignos de mención el FOLIO - Festival Literario Internacional de Óbidos (Festival Literário Internacional de Óbidos), la SIPO - Semana Internacional del Piano de Óbidos (Semana Internacional de Piano de Óbidos), el Festival LATITUDES - Literatura y Viajeros (Literatura e Viajantes) y, más recientemente, Óbidos Vila Gaming, que confieren a la ciudad un ambiente especial. Desde 2015 es Ciudad Creativa de la Literatura de la UNESCO.
No muy lejos queda el extenso arenal de Praia d’El Rey, donde los golfistas pueden disfrutar de un campo de golf con vistas al mar atlántico. Pasando la ciudad de Caldas da Rainha, cuya historia también se encuentra ligada a la Casa das Rainhas, se encuentra la playa de Foz do Arelho, que une la Lagoa de Óbidos con el mar. Un buen lugar para una comida con marisco y pescado fresco, o para un atardecer con puesta de sol a la orilla del mar.