Guarda
Guarda
Localidade
Situada en una de las laderas de la Sierra da Estrela, es la ciudad portuguesa situada a mayor nivel de altitud, a 1056 metros. Este hecho siempre ha provocado que fuese una plaza de guerra por naturaleza desde la prehistoria, idónea para el asentamiento de las poblaciones castrenses y, más tarde, de los romanos.
Reconocido como importante baluarte fronterizo, en 1199 D. Sancho I fundó la ciudad de Guarda, elevándola a sede de obispado con Catedral. Una vez que se construyó el castillo, las murallas fueron reforzadas por D. Afonso II y D. Afonso III, cuyos trozos, integrados en el conjunto de casas, aun son visibles en la Torre Principal, en la Torre dos Ferreiros y en las Puertas da Erva y d´El Rei. Por Guarda han pasado diversas personalidades de la realeza: D. Dinis residió aquí después de su matrimonio en Trancoso, con D. Isabel de Aragão, D. Fernando buscó este clima para curarse de una enfermedad pulmonar y D. Afonso V organizó las Cortes de 1465.
En 1510, el fuero de la ciudad fue modificado por D. Manuel I. Aun en el s. XVI, el obispo D. Nuno de Noronha, empeñado en renovar la vida eclesiástica, dispone la construcción de algunos edificios de gran valor, entre los cuales se destaca el Seminario y el Paço Episcopal, hoy transformado en Museo de Guarda.
Durante el s. XVIII, Guarda refleja modestamente la política regia de ostentación con la reconstrucción de la Iglesia de San Vicente y de la Iglesia da Misericordia. Con el s. XIX se inició un período de transformación para la ciudad. Después de las Invasiones Francesas que desolaron el área fronteriza, Guarda es elevada la capital de distrito en 1835 y, en 1881, recupera la jurisdicción del efímero obispado de Pinhel y del de Castelo Branco, ambos creados por el Marqués de Pombal. La modernización de las vías de comunicación y la reconstrucción de infraestructuras ayudaron a resolver el problema de aislamiento que amenazaba a esta región y a abrir las puertas al progreso y al desarrollo, sin, por el contrario, eliminar por completo las carencias regionales.
Reconocido como importante baluarte fronterizo, en 1199 D. Sancho I fundó la ciudad de Guarda, elevándola a sede de obispado con Catedral. Una vez que se construyó el castillo, las murallas fueron reforzadas por D. Afonso II y D. Afonso III, cuyos trozos, integrados en el conjunto de casas, aun son visibles en la Torre Principal, en la Torre dos Ferreiros y en las Puertas da Erva y d´El Rei. Por Guarda han pasado diversas personalidades de la realeza: D. Dinis residió aquí después de su matrimonio en Trancoso, con D. Isabel de Aragão, D. Fernando buscó este clima para curarse de una enfermedad pulmonar y D. Afonso V organizó las Cortes de 1465.
En 1510, el fuero de la ciudad fue modificado por D. Manuel I. Aun en el s. XVI, el obispo D. Nuno de Noronha, empeñado en renovar la vida eclesiástica, dispone la construcción de algunos edificios de gran valor, entre los cuales se destaca el Seminario y el Paço Episcopal, hoy transformado en Museo de Guarda.
Durante el s. XVIII, Guarda refleja modestamente la política regia de ostentación con la reconstrucción de la Iglesia de San Vicente y de la Iglesia da Misericordia. Con el s. XIX se inició un período de transformación para la ciudad. Después de las Invasiones Francesas que desolaron el área fronteriza, Guarda es elevada la capital de distrito en 1835 y, en 1881, recupera la jurisdicción del efímero obispado de Pinhel y del de Castelo Branco, ambos creados por el Marqués de Pombal. La modernización de las vías de comunicación y la reconstrucción de infraestructuras ayudaron a resolver el problema de aislamiento que amenazaba a esta región y a abrir las puertas al progreso y al desarrollo, sin, por el contrario, eliminar por completo las carencias regionales.