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Poco se sabe de la vida y de la personalidad de Pedro Álvares Cabral, a pesar de ser una de las grandes figuras de los Descubrimientos Portugueses.

Nacido en Belmonte en 1467, era hijo del alcaide mayor del castillo de Belmonte. En 1478 ingresó en la Corte, formando parte de la guardia personal de D. João II. Aunque no se conozcan experiencias marítimas anteriores, fue escogido por D. Manuel I para ponerlo al mando de la armada que haría la segunda expedición a la India, constituida por 13 navios. El fiel servidor iba en misión diplomática, para proponer paz y amistad, y establecer una vía para el comercio de especias a partir de Calcuta.

Después de haber parado en Cabo Verde, puso rumbo al sudoeste, acabando por encontrar tierra. Sin la seguridad de haber llegado a tierra firme o a alguna isla, por sus datos de navegación y los contactos con los habitantes locales, entendió que era tierra desconocida y mandó que una nave regresase a Lisboa con la noticia del descubrimiento. En la nave llevaban, entre otras pruebas, papagayos, aves exóticas y madera de palo-de-brasil, de donde derivó el nombre del territorio, debido a la abundancia de esta madera.
Continuó viaje en dirección a Oriente, donde, después de superar algunas dificultades, consiguió establecer un enclave comercial.

Cuando regresó, en 1501, se estableció en Santarém, donde murió en 1520. Está sepultado en una tumba del pavimento de la Iglesia de Graça de Santarém. La iglesia esta situada en la Plaza Pedro Álvares Cabral, donde encontramos una estatua en homenaje a esta figura histórica, realizada en 1971 por Soares Branco.

Al lado de la iglesia, queda la Casa Brasil o Casa Pedro Álvares Cabral, donde vivió hasta su muerte. Actualmente, es un centro cultural de apoyo a las relaciones luso-brasileñas, equipado con una biblioteca especializada sobre la Expansión Portuguesa y los Descubrimientos y con un programa periódico de actividades culturales.