Cascais y la costa de Estoril

Para no perderse
- saborear una comida compuesta por pescado fresco con vistas al mar
- conocer Cascais en bicicleta
- comer un helado a la orilla del mar
- ir a la playa
- aprender a hacer surf
- divertirse en la noches de verano de Cascais y Estoril
Cascais y Estoril, o la costa al norte de Lisboa, se convirtieron en uno de los lugares más cosmopolitas y turísticos de Portugal desde el momento en el que el rey Don Luís I escogió la bahía como su residencia de verano a finales del siglo XIX. El clima suave y una media de 260 días sin lluvia al año fue, con toda seguridad, un motivo de peso para tal elección y para que las familias más acomodadas de la época siguiesen a la casa real y contasen allí con viviendas y palacetes. Merece la pena dar un paseo y sentir, aún hoy, el ambiente de aquella época.
Para llegar allí, tomar la carretera litoral de Lisboa hasta Cascais. El tren también es otra buena opción. Es un recorrido muy pictórico, siempre en compañía del río Tajo y de las concurridas playas de la costa de Estoril. Por el camino pasamos por varios fuertes que defendían la capital, en fuego cruzado con el Fuerte de Bugio, justo en el medio de la desembocadura, entre Santo Amaro, de un lado, y Trafaria, en la otra orilla.
Cascais
Cascais nació como pueblo pesquero, pero, actualmente, las terrazas, los restaurantes y el comercio animan la bahía y el centro histórico.
En un primer paseo podrá sentir la conexión con el mar y el espíritu tranquilo de los habitantes de Cascais. Los palacetes del siglo XIX y principios del XX, de carácter aristocrático, son, en la actualidad, espacios culturales y de ocio, que permiten conocer más sobre la historia de esta población. Como el Museo de los Condes de Castro Guimarães, la Casa de Santa María, el Faro de Santa Marta o el Museo del Mar - Rei D. Carlos. Muy cerca de este último, debemos fijarnos en la Casa das Histórias de Paula Rego, un edificio contemporáneo de arquitectura muy peculiar, en el que se encuentra parte de las obras de esta artista portuguesa y que merece la pena visitar.
Justo a la orilla del mar, en uno de los puntos más altos, vemos el Palacio de la Ciudadela, casa del antiguo gobernador de Cascais y que el rey Don Luís eligió como su residencia. Actualmente depende de la Presidencia de la República Portuguesa. Desde el lado que da al mar se puede ver el puerto deportivo de Cascais.
Obviamente, la proximidad del Atlántico siempre ayudó a mantener viva la tradición de la pesca y de los deportes náuticos, entre los que destaca la vela. Las condiciones del puerto deportivo de Cascais, el mar tranquilo, el clima, las playas y el patrimonio son razones más que suficientes para que muchos navegantes pasen aquí sus vacaciones y para la celebración de frecuentes regatas, ya sean recreativas o de competición.
A pesar de su proximidad al mar, uno de los aspectos que llaman la atención, y que se debe al microclima de esta zona, es la existencia de mucha vegetación y espacios verdes, como el Parque Marechal Carmona. No se olvide de que nos encontramos en una parte del Parque Natural Sintra-Cascais.
En el límite norte de la población, la Boca do Inferno (Boca del Infierno) es uno de los lugares más visitados. Se trata de una impresionante formación rocosa en la que podemos observar la fuerza de la naturaleza y del mar. Más adelante se encuentra el Fuerte de São Jorge de Oitavos y, a unos 10 km, la playa de Guincho, otro escenario marítimo que nos espera para degustar una buena comida compuesta por pescado fresco o marisco. Es uno de los principales destinos de surf y windsurf de la costa portuguesa y forma parte de campeonatos mundiales.
Cascais y Estoril también son conocidos por el golf. Los diferentes campos existentes se encuentran entre los mejores del mundo y forman parte de campeonatos internacionales. Ofrecen una experiencia de calidad, con distintos niveles de destreza así como desafíos exigentes, en un ambiente agradable durante todo el año.
Antiguo lugar de veraneo de las familias reales europeas, Estoril mantiene el ambiente alegre, relajado y cosmopolita que la hizo famosa. Este espíritu y su belleza también debieron ser uno de los motivos que la convirtieron en un refugio durante la Segunda Guerra Mundial para aquellos que buscaban un lugar más discreto y con posibilidad de fuga de una Europa turbulenta. En los hoteles más antiguos aún se pueden escuchar historias de aquellos tiempos.
Es un lugar perfecto para pasar unas vacaciones en familia. El paseo marítimo entre la playa de Azarujinha y la playa de Nossa Senhora da Conceição, en Cascais, resulta excelente para caminar sintiendo la brisa del mar o para pasear en bicicleta. Resulta muy difícil resistirse a un chapuzón en las playas de fina arena blanca o en la piscina de Tamariz. El mar siempre está presente. Aunque solo sea para leer al atardecer o para cenar contemplando la puesta de sol, este es el sitio perfecto.
Entre palacetes y fincas, en un microclima que hace posible temperaturas suaves todo el año, el Museo de la Música Portuguesa, en la Casa Verdades de Faria es un buen motivo para dar un paseo por Estoril.
El gran Casino mantiene todo su atractivo. Además de poder tentar a la suerte en el mayor casino de Europa, existe un programa de eventos y exposiciones que contribuye en gran medida a la animación local, complementada con los chiringuitos de playa.
Todos los años durante el verano, entre junio y septiembre, se celebra FIARTIL, la feria de artesanía más antigua de Portugal. Es una excelente oportunidad para conocer los oficios más tradicionales y para saborear la gran variedad de productos regionales prueba de la excelente gastronomía portuguesa.
Aunque también hay quien prefiera las piscinas de agua salada de Estoril, Carcavelos es la primera playa que encontramos con olas dignas de bodyboarders y surfistas, y uno de los primeros lugares en Portugal donde se practicaron estas modalidades.
Es un buen lugar para comer pescado fresco y también una oportunidad para probar el vino de Carcavelos, típico de las fincas locales y con características muy particulares en su producción.
Siguiendo el recorrido a lo largo de la costa, nos encontramos Oeiras, donde hay que mencionar el Parque de los Poetas, un espacio verde dedicado a los poetas portugueses, los Jardines del Palacio Marqués de Pombal, que también fue el 1.er Conde de Oeiras, y la Fábrica da Pólvora de Barcarena, un espacio de cultura y ocio.
4 kilómetros nos separan de Paço de Arcos, que podemos recorrer a pie, en una tonificante caminata por el paseo marítimo.
Más cerca de Lisboa, en Dafundo, podemos ver la colección oceanográfica del rey Don Carlos en el Acuario Vasco da Gama, uno de los primeros acuarios del mundo, creado en 1898. En Algés, podemos visitar el Centro de Arte Manuel de Brito, una colección privada dedicada al arte contemporáneo portugués.
En las oficinas de turismo municipales se pueden solicitar las BICAS, bicicletas gratuitas para conocer Cascais de forma tranquila. Solo hay que presentar un documento identificativo y firmar una declaración de responsabilidad. Más información en www.cm-cascais.pt
Cascais queda a unos 20 km de Lisboa y los accesos son buenos, ya sea por la autopista A5 o a lo largo de la carretera litoral junto a la desembocadura del río Tajo y del mar.
Comboios de Portugal: billete turístico + billete playa
Partiendo del Cais do Sodré en Lisboa el tranvía pasa, a lo largo del río, por varias localidades de interés turístico: Paço de Arcos - Santo Amaro - Oeiras - Carcavelos - Parede - S. Pedro - S. João - Estoril - Monte Estoril y Cascais. Información en www.cp.pt.
Además de las habituales tarifas para viajes en tren, Comboios de Portugal ofrece descuentos para desplazamientos diarios o de ocio, como el Billete Turístico, que permite viajar sin límites en los trayectos urbanos de Lisboa (líneas de Sintra/Azambuja, Cascais y Sado) y Oporto (líneas de Aveiro, Braga, Guimarães y Marco de Canaveses) y en los trenes regionales de la línea del Algarve, o el Billete Playa, para viajar desde Lisboa, Oporto y Coímbra hasta las playas más cercanas.