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Fin de semana en Troia

Resort
Lugar Tróia
Foto: Turismo do Alentejo
Foto: Turismo do Alentejo

Para no perderse
  • pasear por la playa
  • andar en bicicleta por la ciclovía que atraviesa la península de Troia
  • dar un paseo en barco para ver delfines

Paseos en barco en busca de delfines, playas interminables, restaurantes con pescado fresco y terrazas encima de la arena... Esta es la descripción más sencilla de unas vacaciones en Troia, ideal para viajar en familia.

A casi una hora de hora de Lisboa, en Setúbal, podemos coger el ferry que atraviesa el río Sado y llegar al complejo turístico de Troia. En esa orilla, podemos disfrutar de uno de los arenales más largos de Portugal, con 18 km de longitud. Sea verano o invierno, el microclima de temperaturas suaves nos permite pasar unos días repletos de actividades.

En el interminable arenal dorado, con el mar de agua limpia de un lado y el pinar del otro, podemos divertirnos con toda la familia y, si el tiempo lo permite, hasta podemos aprovechar para dedicarnos a los deportes náuticos. La zona es muy adecuada para el windsurf y la vela, como podrá comprobar por la ocupación del puerto deportivo de Troia.

También puede aprovechar para pasar unas vacaciones de golf. El campo de Troia, diseñado por el famoso arquitecto norteamericano Bobby Jones es perfecto para disfrutar de una buena partida de golf, perfectamente integrada en el paisaje. Se encuentra en la lista de los mejores campos de golf de Europa y forma parte de algunas competiciones internacionales.

En este punto de encuentro del río Sado con el mar es muy habitual divisar delfines. Dar un paseo en barco con tiempo para observarlos siempre resulta una buena idea. En el Parque Natural da Serra da Arrábida y en la Reserva Natural do Estuário do Sado encontrará motivos más que suficientes para la observación de aves. No muy lejos se encuentra Carrasqueira, un puerto pesquero muy tradicional, construido sobre palafitos.

Las señales de ocupación humana en Troia se remontan a muchos siglos atrás. Las ruinas romanas son uno de los restos arqueológicos más importantes y datan del siglo I. Eran el mayor complejo de producción de conservas y salsa de pescado en el occidente romano, lo que también refleja la importancia de la pesca en la economía local desde tiempos inmemoriales.

Siguiendo la carretera que atraviesa esta lengua de arena se llega a otras playas, como la de Comporta, la de Carvalhal o la de Pego, en las que resulta muy fácil encontrar un buen restaurante para comer pescado fresco o para probar los manjares de la gastronomía local. Solo hay que andar unos pocos kilómetros para cambiar de escenario. Después de la playa de Galé, las dunas se ven interrumpidas por la laguna de Melides, con un acantilado de arenisca con cinco millones de años, y por la Reserva Natural das Lagoas de Santo André e da Sancha.

Cerca de Grândola, en pleno centro del Alentejo, nos encontramos el Badoca Park, motivo de diversión para toda la familia, en el que podemos realizar un "safari" y ver venados, búfalos, avestruces, jirafas, antílopes, cebras y otros animales al aire libre que encantarán tanto a pequeños como grandes.


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