Un pequeño paraíso dentro de otro mayor que es la isla de São Miguel, el islote de Vila Franca do Campo ofrece un día intenso a quien lo visita.
Situado frente a la población de Vila Franca do Campo, a cerca de 1 km de la costa, este lugar es el resultado del cráter de un antiguo volcán sumergido y se considera uno de los principales atractivos turísticos de la isla de São Miguel, especialmente desde que aquí se celebró una de las etapas del Red Bull Cliff Diving, el campeonato mundial de saltos desde acantilados.
Catalogado como reserva natural, las paredes de su cráter se encuentran revestidas por una vegetación endémica, mientras que en su interior hay una piscina natural con una forma casi perfectamente circular, que se comunica con el mar a través de un estrecho pasaje. Esta abertura se denomina Boquete y está orientada al norte, es decir, en dirección a la costa de la isla, lo que impide que la agitación marina afecte al interior. Sus aguas cristalinas y la pequeña pero encantadora playa resultan excelentes para la práctica de la natación y del submarinismo.
Un pequeño paraíso dentro de otro mayor que es la isla de São Miguel, el islote de Vila Franca do Campo ofrece un día intenso a quien lo visita.
Situado frente a la población de Vila Franca do Campo, a cerca de 1 km de la costa, este lugar es el resultado del cráter de un antiguo volcán sumergido y se considera uno de los principales atractivos turísticos de la isla de São Miguel, especialmente desde que aquí se celebró una de las etapas del Red Bull Cliff Diving, el campeonato mundial de saltos desde acantilados.
Catalogado como reserva natural, las paredes de su cráter se encuentran revestidas por una vegetación endémica, mientras que en su interior hay una piscina natural con una forma casi perfectamente circular, que se comunica con el mar a través de un estrecho pasaje. Esta abertura se denomina Boquete y está orientada al norte, es decir, en dirección a la costa de la isla, lo que impide que la agitación marina afecte al interior. Sus aguas cristalinas y la pequeña pero encantadora playa resultan excelentes para la práctica de la natación y del submarinismo.
Actualmente, los bordes del cráter comprenden dos islotes, Ilhéu Pequenino, situado en la costa noreste, e Ilhéu Grande, la mayor estructura emergente. Bloques de roca basáltica dominan las zonas más sometidas a la acción de las olas, como el canal de entrada y las diversas fisuras a través de las cuales sale el agua del cráter, localmente conocidas por golas.
Al sur del islote se yerguen dos rocas volcánicas, curiosamente corroídas por el mar y el viento, que sirven de abrigo a las muchas aves marinas que visitan el islote, como la pardela cenicienta o el charrán patinegro, entre otros.
De junio a septiembre existe un servicio regular de barco que, desde el muelle de Tagarete, une Vila Franca do Campo y el islote. Después de un pequeño y agradable viaje por las limpias aguas del océano Atlántico, desembarcamos en esta pequeña isla, en la que enseguida comprendemos lo diminutos que somos ante aquello que la madre naturaleza nos da. Es uno de esos lugares que solo cuando lo vemos con nuestros propios ojos podemos hacernos a la idea de lo fantástico que es...