En Portugal hay 12 zonas clasificadas por la UNESCO como Reservas de la Biosfera en las que la conservación de la diversidad biológica y cultural se concilia con el desarrollo económico y social, manteniendo el equilibrio entre las personas y la naturaleza.

Estos 12 espacios naturales forman parte de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera y son como laboratorios vivientes, siendo sus principales objetivos la conservación de los paisajes, los ecosistemas y las especies, así como su desarrollo de forma sostenible a nivel social, económico, cultural y ecológico. 

Parque Nacional Peneda-Gerês © Shutterstock - Marc Venema

En el Norte de Portugal se encuentran dos Reservas de la Biosfera divididas por fronteras geográficas, pero unidas por las características de la naturaleza y por la cultura: la Reserva de la Biosfera Transfronteriza de Gerês-Xurés, cuya superficie en Portugal corresponde al único Parque Nacional que posee una enorme riqueza de fauna y flora, y la Reserva de la Biosfera Transfronteriza de la Meseta Ibérica, en el extremo noreste del país, que incluye los Parques Naturales de Montesinho y del Duero Internacional y el Paisaje Protegido del Embalse de Azibo. 

Parque Natural do Douro Internacional - © Europarques

En la región Central de Portugal, la Reserva Natural de Paul do Boquilobo, la primera en ser clasificada es una llanura aluvial de pantanos y zonas húmedas muy buscada por diversas especies de aves en las que destacan las garzas blancas. En esta región hay otras dos Reservas de la Biosfera: la Reserva Natural de las Berlengas, un pequeño archipiélago en estado casi salvaje, y la Reserva Transfronteriza del Tajo Internacional, un área que se extiende por ambas orillas de este gran río que marca la frontera entre Portugal y España y que en el territorio nacional coincide con el área del Parque Natural del Tajo Internacional. Más al sur, en las extensas llanuras del Alentejo, la Reserva de la Biosfera de Castro Verde es un mosaico de sistemas ecológicos, rico en hábitats y especies, en el que destaca una gran variedad de especies de aves.

Reserva Natural do Paul do Boquilobo - © ICNF

Cuatro de las nueve islas del archipiélago de las Azores son Reservas de la Biosfera, una clasificación que también incluye las zonas marinas circundantes. En el grupo occidental, la Isla de Corvo es buscada por una gran diversidad de aves migratorias y cuenta con un elevado número de endemismos de flora, así como el impresionante paisaje de la vecina Isla de Flores, donde llama la atención el elemento agua con sus cascadas y arroyos. En el grupo central, esta red incluye la Isla de Graciosa, que cuenta con varios islotes con importantes colonias de aves marinas, y la Isla de São Jorge con la designación de Reserva de la Biosfera de Fajãs de São Jorge por sus más de 70 fajãs que se originaron en desprendimientos o lava que se extendieron hacia el mar.

Ilha de São Jorge (Açores) - © Publiçor

En el archipiélago de Madeira, la Reserva de la Biosfera de Santana abarca toda la zona del municipio, caracterizada por su rica flora insertada en la floresta laurisilva, así como la zona marina circundante, en la que destaca la Reserva Marina de Rocha do Navio. La más reciente inserción portuguesa en esta red mundial es la Reserva de la Biosfera de la Isla de Porto Santo, que cuenta con paisajes considerados únicos, destacando la inmensidad de su playa, su ruralidad, los islotes y el mar circundante.