Famosa en todo el mundo por su belleza natural, la isla de Madeira también se conoce normalmente como “el jardín flotante del Atlántico”. Aquí, solo las exóticas flores que florecen por doquier rivalizan con las tonalidades de la vegetación que cubre las laderas.
Gracias a su clima suave y templado, durante todo el año podemos admirar, en un entorno natural, flores y plantas oriundas de casi todos los continentes, como las orquídeas, las aves del paraíso, los anturios, las magnolias, las azaleas y las proteas entre muchas otras.
Algunas de estas plantas tropicales y subtropicales llegaron a la isla en los siglos XVIII y XIX, gracias a comerciantes ingleses que hicieron fortuna con el comercio del vino de Madeira y que eligieron las parroquias de Monte, de Camacha, de Santo da Serra y de Jardim da Serra para construir sus casas de campo, denominadas quintas. La elección de estos lugares se debía a su clima más fresco y húmedo, más parecido a las condiciones atmosféricas de Inglaterra y más adecuado para la aclimatación de las plantas traídas de ese país.
Actualmente, las Quintas de Madeira son una de las grandes atracciones de la región que podemos conocer durante la visita a la isla. Muchas se han recuperado para diversos fines, como residencias de vacaciones, museos o cafés, entre otras. Las Quintas de Madeira están formadas por enormes y espaciosos jardines floridos, repletos de las más raras y variadas plantas, con espacios que invitan al descanso y a la relajación, o simplemente a la contemplación de la naturaleza. Se trata, sin duda, de un excelente lugar para pasear o para pasar las vacaciones en familia.
Famosa en todo el mundo por su belleza natural, la isla de Madeira también se conoce normalmente como “el jardín flotante del Atlántico”. Aquí, solo las exóticas flores que florecen por doquier rivalizan con las tonalidades de la vegetación que cubre las laderas.
Gracias a su clima suave y templado, durante todo el año podemos admirar, en un entorno natural, flores y plantas oriundas de casi todos los continentes, como las orquídeas, las aves del paraíso, los anturios, las magnolias, las azaleas y las proteas entre muchas otras.
Algunas de estas plantas tropicales y subtropicales llegaron a la isla en los siglos XVIII y XIX, gracias a comerciantes ingleses que hicieron fortuna con el comercio del vino de Madeira y que eligieron las parroquias de Monte, de Camacha, de Santo da Serra y de Jardim da Serra para construir sus casas de campo, denominadas quintas. La elección de estos lugares se debía a su clima más fresco y húmedo, más parecido a las condiciones atmosféricas de Inglaterra y más adecuado para la aclimatación de las plantas traídas de ese país.
Actualmente, las Quintas de Madeira son una de las grandes atracciones de la región que podemos conocer durante la visita a la isla. Muchas se han recuperado para diversos fines, como residencias de vacaciones, museos o cafés, entre otras. Las Quintas de Madeira están formadas por enormes y espaciosos jardines floridos, repletos de las más raras y variadas plantas, con espacios que invitan al descanso y a la relajación, o simplemente a la contemplación de la naturaleza. Se trata, sin duda, de un excelente lugar para pasear o para pasar las vacaciones en familia.
Entre estos lugares podemos destacar el Jardín Botánico, situado en la Quinta do Bom Sucesso, el Jardín de la Orquídea o el Parque de Santa Catarina, y el Jardín Municipal, en pleno centro de Funchal.
También merece la pena visitar los Jardines del Emperador, el Jardín Tropical Monte Palace o la Quinta do Palheiro Ferreiro, en las que podemos pasar unas horas mientras disfrutamos de las vistas panorámicas que ofrecen. La Quinta Vigia, la Quinta Magnólia y la Quinta das Cruzes, situadas en la zona baja de Funchal, también cuentan con una extraordinaria variedad de plantas que bien merecen una visita.
En los jardines de la Quinta do Arco, situada en Arco de São Jorge, en la ladera norte de la isla, podemos conocer una de las mayores colecciones de rosales de Portugal, de la cual forman parte algunas especies de rosales poco comunes y otros en vías de extinción.
Madeira también cuenta con diversos parques, como el Parque Ecológico de Funchal, el Parque Forestal das Queimadas, a 5 km de Santana, y el Parque Forestal do Ribeiro Frio. Este último también es un excelente lugar para dar un paseo a pie, ya que de aquí sale una de las veredas más espectaculares de la isla, que une Ribeiro Frio con Balcões y que permite disfrutar de las bellísimas vistas panorámicas del profundo valle de Ribeira do Faial y del anfiteatro rocoso del Macizo Central, en el que destaca el punto más alto de la isla, Pico Ruivo.
Dicen que la primavera pasa el invierno en Madeira, por eso nada mejor que celebrarlo todos los años con la Fiesta de la flor. Este evento, que llena las calles de Funchal de flores, pretende homenajear las flores de esta isla jardín.
Antes de volver a casa, le sugerimos una visita al Mercado dos Labradores en Funchal, para comprar un recuerdo de estas vacaciones… las emblemáticas flores de Madeira.