Por pueblos, ciudades y aldeas, descubramos un patrimonio rico en recuerdos que evocan la presencia judía en Portugal.

Aunque existen referencias anteriores, la comunidad judía sefardí, o judíos de la Península Ibérica, se estableció entre los siglos V y XV en el territorio que actualmente corresponde a Portugal, y contribuyó de muy diversas formas a la cultura portuguesa. Protegidos por los monarcas, muchos de sus miembros, entre los que se encontraban filósofos, humanistas, científicos y comerciantes, pero también profesiones más comunes como zapateros, sastres o tejedores, participaron activamente en varios momentos importantes de la historia portuguesa. Destacan el momento de la fundación de la nación y su contribución a la población del territorio y, más tarde, las contribuciones financieras y científicas durante la época de los Descubrimientos. Cabe mencionar al gran matemático y cosmógrafo del siglo XVI, Pedro Nunes, creador del nonio, un instrumento de navegación.

En 1496, el Edicto de expulsión de los judíos de Portugal les obligó a convertirse al catolicismo y los transformó en cristianos nuevos. Muchos se marcharon del país, pero otros tantos se quedaron y mantuvieron su fe de forma secreta, dando lugar a los denominados marranos o criptojudíos. Las marcas e inscripciones simbólicas de aquellos tiempos todavía se pueden ver esculpidas en las casas de las antiguas juderías, cuyos restos permanecen en algunas localidades como Trancoso, Belmonte, Guarda o Castelo de Vide.

Rua Nova, Rua Direita, Rua da Estrela o Espinosa son ejemplos de nombres que señalan la existencia de una judería en el lugar. Si se fija en las casas, verá en la planta baja una puerta ancha que daba acceso al comercio y otra más estrecha, por la que se accedía a la vivienda, situada en la planta superior. Son una prueba del importante impulso que los judíos dieron a la actividad comercial. En algunas todavía se ve la ranura de la Mezuzah (pergamino con palabras de la Biblia que, en la religión judía, se colocaba del lado derecho del umbral de la puerta).

Una de las primeras obras impresas en el país fue una edición del Pentateuco, realizada por Samuel Gacon, en Faro, en 1487. Actualmente existen varios museos sobre la presencia judía en Portugal, como los de Castelo de Vide, Belmonte, Faro o Tomar, este último situado en una antigua sinagoga del siglo XV. También podemos descubrir fácilmente la historia judía en Portugal siguiendo la Ruta de las Juderías, un testimonio del encuentro entre pueblos y culturas que nos sentimos orgullosos de conservar.

Con su marcha, los judíos también dieron a conocer la lengua y cultura portuguesas. Durante la II Guerra Mundial, Portugal recibió a muchos miles de judíos que huían de las persecuciones nazis. La comunidad judía, cuya existencia se encuentra legalizada en Portugal desde 1912, cuenta actualmente con sinagogas en Lisboa, Oporto, Trancoso y Belmonte.

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